Retorno al origen

El Levante vuelve al lugar de los hechos que cambió el hilo de la historia reciente

Imagen del Ciutat de Valencia

Imagen del Ciutat de Valencia / Francisco Calabuig

Juanma Romero

Juanma Romero

El fútbol vuelve este sábado al Ciutat 63 días después. El Levante retorna al lugar de los hechos que marcó un antes y un después en el actual momento en el que se encuentra el club, ya no tan solo a nivel deportivo, sino también, a nivel social. No hay que flagelarse rememorando la fatídica jugada del penalti, ni pensar en lo que pudo haber sido. Aunque será inevitable que a modo flash todo se vuelva a ver, es clave hacer un esfuerzo y mirar más allá, al presente y futuro más inmediato.

Y es que, el primer partido siempre es especial. Recuerdo con la nostalgia que dan los años ese momento en que acudías de nuevo al estadio y que tenía similitudes con la vuelta al cole. Había ilusión por reencontrarte con ese ambiente de fútbol difuminado por el verano, por ver las nuevas camisetas, por observar los fichajes y por recuperar la tensión de los puntos. Una de las fotos, se nota la veteranía, era la de las banderas colocadas con pulcritud en lo alto de la grada de enfrente de tribuna, y que si era la primera jornada, siempre era la bandera del Levante la que comandaba. Aunque la intención era que el reencuentro en este 2023 fuera en la máxima categoría, no se puede caer en el desánimo y hay que recuperar ese espíritu de energía positiva que siempre transmite el volver a ver al Levante en el Ciutat sea en la categoría que sea. El ambiente de antes, durante y después de un partido es impagable para esos clásicos que aún quedamos y que nos gusta ver al equipo en su hábitat y con su gente. Poder estar un año más con los tuyos, sentirte que no eres único, es una sensación que te atrapa, y a veces, para siempre.

Después de la visita a Lezama, y con el controvertido gol encajado ante el Amorebieta, el Levante ha de por fin estrenarse con una victoria que se le ha resistido en este caluroso verano. Parecía que en tierras vascas se iba a lograr el hito, justo cuando ahora el contador se ha puesto en marcha, pero no fue así. Con un equipo en pinzas y con carácter interino el empate supo a poco para casi todos. Ante el Burgos, primer contendiente que aterriza en Orriols, los tres puntos han de ser la premisa para volver a encender la llama que ilumine la fe del seguidor, aquella que estimule el apego con el proyecto, esa que vuelva a creer en su equipo.

El bloque, como era de esperar, ha tenido un volteo considerable. Como ocurrió al inicio del mercado, los últimos días han vuelto a dejar un goteo incesante de caras nuevas en demarcaciones huérfanas de efectivos y que deben otorgar más madera a una plantilla en la que el mensaje que se exporta es el de volver a hablar de ascenso, hecho que sin duda se agradece en estos tiempos tan convulsos y en muchas fases excesivamente grises. Aunque la tilde de favorito ahora mismo pueda recaer en otros, el Levante ha de hacerse respetar, y eso se demuestra con hechos, sobre todo en el campo, pero también fuera de él. Toca ensamblar todas las piezas arriba y abajo, luego esperar, y siempre, confiar. Lo llevamos dentro.

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