GATO ADOPTIVO

Vuelve la política

178 diputados progresistas, nacionalistas e, incluso, independentistas han sumado sus votos para levantar un muro frente a un Vox a la baja y darle una oportunidad a la política

Francina Armengol, nueva presidenta de la Mesa del Congreso.

Francina Armengol, nueva presidenta de la Mesa del Congreso.

Fooran Boiza

Decía Antonio Machado que en política “sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”, una lección que el PP no pareció aprender pese a imponerse en las elecciones del pasado 23 de julio y que este jueves le ha supuesto un revolcón, ya veremos si definitivo para las aspiraciones de Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso de los Diputados. El aire que soplaba en España en julio tenía mucho que ver con aíslar a la ultraderecha, después de que una parte importante de los ciudadanos contemplaran atónitos los perfiles elegidos por Vox para ocupar puestos clave en las instituciones regionales, y también con pasar página, de una vez por todas, al ‘procés’ catalán seis años después del 1-O.

La votación que ha permitido a la balear Francina Armengol elevarse a la Presidencia del Congreso, tercera institución del Estado, tiene mucho que ver con poner la vela allí donde sopla el aire: 178 diputados progresistas, nacionalistas e, incluso, independentistas han sumado sus votos para levantar un muro frente a un Vox a la baja y darle una oportunidad a la política. En la bancada de la derecha, el PP pareció entender finalmente, este jueves sí, que con Vox no llegará muy lejos y rompió a última hora el pacto que tenía con la ultraderecha para facilitarle el acceso a la Mesa del Congreso. El tiempo dirá si hay consecuencias a largo plazo en sus pactos regionales, aunque la primera puede ser la repetición electoral en Murcia.

La ruptura en la derecha, escenificaba en los 139 votos a favor de Cuca Gamarra como presidenta del Congreso, los de sus diputados más el de UPN y la de CC, dificulta la intención de Núñez Feijóo de pedirle al Rey que le proponga como candidato a la Presidencia del Gobierno. Con 39 diputados menos que el bloque progresista/nacionalista y la duda de lo que haría Vox en una eventual investidura tras el divorcio de este jueves, complica de forma importante sus planes inmediatos. La cara del propio Feijóo en el hemiciclo durante la elección de Armengol indicaba las dudas que ahora se apoderan de la planta noble de Génova.

Pero seguramente uno de los hechos más relevantes de lo sucedido en el Congreso este tórrido jueves de agosto ha sido la vuelta a la política de Junts, alejada por primera vez en muchos años del realismo mágico al que les empujaba Carles Puigdemont desde Waterloo. Los herederos de Convergència han entendido, finalmente, la necesidad de hacer política. Y hay que apuntar en el haber del PSOE la vuelta de los independentistas catalanes de derechas a la institucionalidad. Lo sucedido en la Cámara Baja resitúa a todo el independentismo catalán dentro del terreno de juego de la política española, a donde ERC ya había saltado en la legislatura anterior, pero que Junts todavía observaba desde la banda.

Sin presuponer lo que sucederá en los próximos meses, que serán de duras negociaciones antes de que se pueda ir a una investidura presidencial con visos de prosperar, Junts abandona la estrategia del ‘cuanto peor, mejor’, que por ejemplo le llevó a salir del Govern de la Generalitat y dejar sola a ERC. Puigdemont no ha desaprovechado la oportunidad que le han deparado las urnas del 23 de julio y una de las claves de la próxima legislatura a buen seguro la encontraremos en el cierre político definitivo del ‘procés’ dentro de España y con la intervención de sus instituciones públicas, toda vez que los independentistas catalanes han tomado conciencia de que poco o nada pueden esperar de la Justicia europea.

Si este cierre definitivo del ‘procés’, seis años después, se hará mediante alguna medida legal que tenga los mismos efectos que la amnistía o a través de otras fórmulas lo veremos en los próximos meses. Sin duda, será una de las claves de la negociación de la investidura, aunque el PSOE parece dispuesto, al menos inicialmente, a no vetar desde la Mesa del Congreso la tramitación de una Ley de Amnistía que presenten los nacionalistas. Pero para atravesar ese río, queda mucha travesía aún.

Eso sí, los acuerdos suscritos por el PSOE con ERC y Junts respecto a las lenguas cooficiales y a las comisiones de investigación no dejan de ser cosméticos. Es una avance muy significativo, sin duda, que el Congreso refleje la pluralidad lingüística de España, donde uno de cada cuatro de sus ciudadanos habla una lengua distinta al castellano, pero la negociación mollar llegará en las próximas semanas: buscar una salida a la situación de Puigdemont y de los cerca de 4.000 encausados por hechos relacionados con el 1-O. Esa será la clave de bóveda de la próxima legislatura.