Diakha como síntoma

No siempre tendrá delante a un triplete eléctrico de engañagradas como Sandro, Munir y Viera

Diakhaby contra la UD Las Palmas

Diakhaby contra la UD Las Palmas / F. Calabuig

Gauden Villas

Gauden Villas

Cuando Mestalla jaleó al nuevo Diakhaby versión Tchouameni quedó bien claro que aquí todos han asumido la nueva realidad. Al bueno de Diakha le bastó con acertar en la combinación con el compañero, a cuatro metros de distancia, para que el valencianismo entero se rindiera a sus pies. Poco importó que, analizando con detenimiento esa entrega, se detectara que la había hecho con una zona intermedia entre el empeine y el tobillo. La misma que utilizó para clavarle el gol al Sevilla, que valió, por cierto, más puntos que todos los que aportó Cavani la temporada pasada. Muchos, en definitiva, ni siquiera habían nacido cuando por estos lares se disfrutaba de las sutilezas de Aimar. Aceptemos, pues, a Diakha como el Albelda que todos andaban buscando.

Un detalle más de un Valencia que es, visto lo visto, el más británico de los equipos de la Liga. No, desde luego, nivel Premier, pero sí un rollo entre Belfast e Inverness. Ha conseguido Baraja, con los restos que le van dejando estos tíos de Singapur, darle a su fútbol un carácter fronterizo que se echaba en falta. Puesto que calidad hay sólo la justa, o incluso menos, ataca el Valencia como un enjambre en cuanto se presenta la ocasión, con los caballos desbocados y el cuchillo entre los dientes. Tanto Pérez por un extremo como, sobre todo, López por el otro están dejando en ridículo a todos esos canteranos de clubes de más postín con los que no se deja de pedir paciencia hasta que dan con sus huesos en un Leganés de toda la vida. Lástima que, entre tanto contraataque vertiginoso, no suela haber nadie capaz de estar en el sitio para terminar las jugadas. Duro ha jugado 109 partidos en Primera y ha marcado 14 goles.

A favor del Valencia juega también, y bien poco que se le reconoce, Tebas. A base de austeridad merkeliana ha conseguido que todos los equipos de la Liga sean cada año peores que el anterior. Las dos primeras jornadas dejan un panorama desolador. Hasta no hace tanto, tenían estos primeros partidos el aliciente de descubrir nuevos fichajes, en ocasiones incluso grandes talentos. Ahora se trata más bien de comprobar con qué parches intenta cada cual tapar a las estrellas que han tenido que vender a México, Turquía o los jeques porque ahora cualquier campeonato de cuarta paga mejor que el español. Cuando Tebas defiende a Lim no hace sino echar flores al sistema que ha instalado la Liga para intentar acabar con el fútbol en nuestro país.

Con todo, se sigue jugando con fuego. Las dos victorias cosechadas han venido acompañadas de sendos regalos de la defensa del rival y esa suerte más pronto que tarde cambiará. Costará, además, encontrar un rival tan blandito como la UD Las Palmas, entrenada por uno de esos gurús que piensa que las porterías están en los costados y no donde las pusieron los que inventaron el fútbol. No siempre se tendrá delante a un triplete eléctrico de engañagradas de salón como Sandro, Munir y Viera, suplentes desde que nacieron y reconvertidos ahora a estrellas de este campeonato de saldos de fin de temporada. Los chavales de la cantera están dando un nivel sobresaliente a un ritmo difícil de sostener y Diakha ya ha hecho ese partido aceptable de cada diez que disputa. Por delante queda una lucha cuerpo a cuerpo en la que habrá que ver si bastan las ganas con las que, por fin, se están empleando los futbolistas del Valencia o, más bien, se empiezan a ver las costuras de una plantilla de liga chipriota.

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