Un partido eterno

El equipo aguantó, pero la sensación es que se cae superado el ecuador de la segunda parte

El equipo aguantó, pero la sensación es que se cae superado el ecuador de la segunda parte

El equipo aguantó, pero la sensación es que se cae superado el ecuador de la segunda parte / EFE

Dani Meroño

Dani Meroño

Qué largo se hace cada partido! Es lo que todos pensamos hace ya tiempo viendo cómo está un descompensado equipo que va cuesta abajo y con los frenos muy desgastados. Esa es la sensación que da un Valencia CF que parece derrumbarse según van pasando las jornadas. Los partidos se hacen excesivamente largos y el colchón de puntos ha desaparecido casi por completo. Y si fuera poco todo eso, el club ya habla públicamente de que no van a fichar. Miedo es la palabra que empieza a azotar a todo el mundo ante un partido y una temporada que parece que nunca se acaba.

Con este primer párrafo podría concluir el artículo, pues seguramente después de esas primeras líneas todo lo que diga puede que esté de más o, incluso, me pase como al Valencia CF, que se le hacen eternos los duelos.

Y es que si los partidos duraran 80 minutos, el Valencia CF sería uno de los mejores clubes de España en la actualidad pero, por desgracia, la norma dice que son 90 e incluso más, con lo que estamos fastidiados. El equipo empieza bien, tiene destellos de calidad e incluso de poder adelantarse, pero acaba sucumbiendo de la manera más trágica. Y podemos achacarlo a mil cosas pero la única y verdadera es porque la plantilla es muy corta, frágil y poco equilibrada. Sirva de prueba los últimos 10 minutos contra el Getafe: Un equipo que se desmorona, se cae y se derrumba concediendo, en este caso, los tres puntos. 

Porque el patrón se vuelve a repetir en diferentes escenarios y con muchos otros equipos. Es el mismo partido repetido una vez más. A este Valencia CF le tienen tomada la matrícula a todos los niveles y, lo peor, es que no tiene visos de que la cosa pueda cambiar. Getafe, Girona, Athletic Club, Osasuna… son ya muchos los partidos que se te escapan en el último suspiro, y eso ocurre porque la plantilla va justa y los encuentros se hacen demasiado largos. Y no tienes recursos para nada.

Hablaba Baraja de que habían «defendido bien el partido menos la acción puntual del gol». Estoy de acuerdo a medias. Es verdad que el equipo había aguantado, pero la sensación que da este grupo es que cuando supera el ecuador de la segunda mitad se cae. Los ejercicios de resistencia y defensa duran lo que duran, hasta que las fuerzas terminan por menguar.

Que sí, que podemos hablar de lo malos que son los árbitros -porque lo son- pero este equipo está como está porque la plantilla está descompensada, cogida con alfileres y con las fuerzas al límite. Estamos advirtiendo desde principio de temporada de la situación, pero parece que ni el club, ni el máximo accionista están por la labor de revertirla. La lucha contra la propiedad si que es un partido inacabable -por desgracia-.

Y Paulista… ¿Qué decir de Paulista que no sepamos? Vaya por delante que lo respeto como profesional y aprecio como persona, pero son ya varias las veces que ha comprometido al equipo y es algo inaceptable como él mismo reconoció. Siendo uno de los capitanes no puede hacer lo que hizo y menos con todo lo que quedaba por delante. No tiene sentido ni justificación. La eterna lucha de la cabeza y la impulsividad de este futbolista. 

Lo que no es eterno es este artículo -ni lo pretendo-. Pero alargar más este texto es como los duelos del Valencia CF: insufrible, agotador y tengo todas las de perder.

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