Un gol que puede recuperar a Hugo Guillamón

Hugo Guillamón celebra su gol contra el Barcelona

Hugo Guillamón celebra su gol contra el Barcelona / JM López

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El fútbol es imprevisible. Tanto que si antes del partido me dicen que el Valencia iba a puntuar contra el Barcelona, por mucha crisis que estuviera sufriendo el equipo de Xavi, no me lo habría creído. Si ya me dicen que el empate llegaría tras un golazo en forma de obra de arte de Hugo Guillamón ya habría tomado por loco a más de uno. Y no es una crítica a Hugo, un jugador que cuando está bien -como ayer- es sinónimo de talento y de calma en los momentos donde otros se ponen nervioso, sino porque ante un centro del campo como el del Barça con De Jong, Pedi y Gundogan, el Pepelu-Guillamón se me quedaba corto. Pero Baraja corrigió de la mejor forma posible un partido que podía perderse desde la medular y que incluso con la ausencia de Javi Guerra podía convertirse en un problema mayúsculo. Pero ahí estaba Guillamón. Tranquilo. Como si la cosa no fuera con él. El ‘tío’ aguantó el balón, tiró de recorte, midió la distancia con Raphinha, su marcador, y protegió el cuero para enviarlo con el interior de la bota a la escuadra de Iñaki Peña. El meta culé solo pudo mirar a la escuadra para ver el balón entrar en una obra de arte que hacía levantarse a todos los aficionados de su asiento. Ese gol valió un punto para el Valencia pero muchísimo más para un Guillamón que sin duda necesitaba de un momento así. Se tiró mano a la oreja queriendo escuchar el júbilo de una grada que no se creía lo que acababa de pasar. Ojalá cambie su temporada.

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