Muchísimo en juego

Como aseguran los promotores del nuevo colectivo de peñas, el momento es ahora. Momento de no mirar a otro lado y unirse

Lim go home en Mestalla durante el Valencia-Sevilla

Lim go home en Mestalla durante el Valencia-Sevilla

Rafa Marín

Rafa Marín

Baraja tiene lona pero se está ganando otra, ya se verá en qué Mestalla, si en el de siempre o en el de nunca acabar. Enorme el Pipo. Nada ni nadie, ni siquiera con el catastrófico desenlace del último mercado, ha conseguido que su Valencia CF baje los brazos. Palabras mayores. La ambición sigue intacta y por más que un empate a cero y en casa sepa a poco, en realidad es mucho. Muchísimo.

No solamente porque el árbitro se descolgó con que «se la juega, pero no» cuando la realidad es que se la jugó, pero sí. También porque más allá de un penalti tan grande como La Giralda, Mestalla continúa vibrando con un equipo que, a falta de otras virtudes, es todo entrega y honradez. Un mérito que el tiempo pondrá en valor. En especial cuando pase la pesadilla de Lim, de la que por desgracia todavía falta para despertar.

La afición, a la vez que se vuelca en el campo, sigue jugando sus partidos en la calle. En su medida, otro enorme mérito. Sea a escala grande o pequeña, con más o menos ingenio y ojalá que sin traspasar nunca fronteras como la que se pisó con el conato de invasión, la protesta es la mejor arma posible para pulsar según qué botones. Y es que hasta el 2 de marzo Valencia va a ser protagonista y a jugarse mucho con un proceso doble con la manifestación y el peliagudo regreso de Vinícius. Dos efemérides que afectan al honor del club y la ciudad y que deben servir de palanca para ponerse en valor de cara a los ojos de todo el mundo, sean madridistas, brasileños o maquiavélicos brokers de Singapur.

Semanas claves que exigen tanto compromiso como ejemplaridad y a las que seguirán otras que serán todavía más cruciales. A la espera de la sentencia por la ATE y el Pleno de las fichas, se vienen auténticas batallas de una guerra sin cuartel en la que la única tregua, cada jornada, es llevar en volandas a Baraja y los suyos. El Pipo se ganará otra lona y la afición, un gran club y un estadio. Como aseguran los promotores del nuevo colectivo de peñas, el momento es ahora. Momento de no mirar para otro lado y movilizarse. Solo así se forzarán las condiciones necesarias para que el Lim Go Home se convierta en realidad. 

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