Orgullo de ciudad y de su reacción a esta tragedia

Una imagen de la finca quemada en Valencia

Una imagen de la finca quemada en Valencia

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El incendio de Campanar nos tuvo a todos con el corazón en un puño. La mente de cualquiera de nosotros se nos iba a las personas que estaban allí encerradas, a sus familias, amigos, parejas... Con el paso de las horas siempre está presente todo lo que se podía haber evitado y son muchísimas cosas.

Empezando por la ausencia de ética por parte de aquellos que decidieron poner en pie esos edificios, con esos materiales y sin asegurarse de que no se cometía riesgo alguno. A partir de ahí, en mi caso, soy de los que prefiere quedarse con lo positivo.

Con la incansable actuación de ese bombero que estuvo en la grúa enfriando la zona para el rescate de Ammar y Sara. Sensacional su actuación. Él y muchos de sus compañeros bomberos, que en muchos casos no tienen más herramientas que sus manos para hacer auténticos milagros, son responsables de evitar, en algunos casos, un mal mayor. Por otra parte, y como siempre sucede en estos casos, el apoyo de las instituciones es total en las primeras horas pero hay que rogarles a todos ellos que aguanten en el tiempo.

Que las personas que han perdido sus casas van a tener, desgraciadamente, una batalla larga por delante. Y hay que estar ayudándoles en todo lo que necesiten. Por último, ‘chapeau’ por todos los valencianos que ayer salieron a la calle y fueron a los distintos puntos de recogida de ropa, entre otras cosas, para aportar su granito de arena. Ojalá no hubiera hecho falta nunca.

Suscríbete para seguir leyendo