Opinión

Estilo y ambición

El Valencia de respiración asistida de Lim choca con el Valencia de Baraja que se rebela a su destino, pero no le llega para ir a Europa

Ruben Baraja en Mestalla frente al Alavés

Ruben Baraja en Mestalla frente al Alavés / EFE

En una charla a futuros entrenadores, César Menotti mandó un mensaje que iba mucho más allá al fútbol: «Les guste o no, indirectamente, uno en cualquier actividad plantea un estilo de vida o una sociedad en la cual le gustaría vivir». La manera con la que nos relacionamos, trabajamos, el estilo con el que interactuamos proyecta no sólo lo que somos sino que define la sociedad a la que aspiramos. Traducido al lenguaje futbolístico, se juega como se entrena. Una declaración de intenciones que el Valencia marcó desde su fundación. La obsesión de la representatividad, por adoptar el nombre de la ciudad, el nacimiento tardío captando el crecimiento masivo del fútbol. La cultura de masas, las expectativas, la «voluntad de querer llegar». La ambición. El club no solo proyectó el perfil de una ciudad creativa y pirotécnica sino que, con la apuesta de la construcción de Mestalla, llegó a marcar incluso el crecimiento de València como ciudad, más allá del río, hacia las alquerías del norte.

El Flaco Menotti murió como vivió, defendiendo un estilo hasta el final, con un legado que sobrevive en tipos como Pablo Aimar. El actual Valencia contradice su esencia. Su realidad clasificatoria es el resultado final, por un lado, del conformismo de mínimos de Meriton Holdings. De su inversión de respiración asistida, debilitando año a año el club hasta marcar el objetivo de la permanencia, mezclado con la ambición de un bloque limitado pero tremendamente orgulloso, que supera la visión rácana del no descenso pero que, exprimido el 100% de su capacidad, no le da para alcanzar Europa. El Valencia pelado por Peter Limy el Valencia que llena Mestalla y corre en el césped, que se rebela ante su destino y sigue planteando con ambición el estilo y la sociedad en la que le gustaría vivir. La del club que durante casi un siglo fue antes de caer en el dardo anestesiante de Singapur. De no llegar a clasificarse para Europa, por primera vez en cuatro décadas, los dominios de Mestalla serán expulsados del ranking UEFA y sólo proyectaremos qué queremos ser por nuestros recuerdos del pasado.

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