Opinión

Tarjetas amarilla y rosa

Paquetá dice que lleva nueve meses cooperando con la FA para limpiar su nombre

English Premier League - Manchester City vs West Ham

English Premier League - Manchester City vs West Ham

En esta semana pasada se han producido dos noticias referidas a las tarjetas en el fútbol; una que ya conocemos y que es la amarilla, para sancionar faltas graves, pero no tanto como para expulsar al infractor y la segunda, la rosa, que permitirá un cambio suplementario en caso de que haya sospecha de que un jugador esté sufriendo un traumatismo craneoencefálico.

En cuanto al color amarillo, esa tarjeta se ha cebado en varias ocasiones en el jugador brasileño, internacional, Lucas Paquetá. No sería nada grave, porque a (casi) todos los futbolistas se le han mostrado tarjetas, si no fuera por la existencia de una investigación abierta por la FA, la federación inglesa de fútbol y que acusa al jugador de haber realizado actos que han obligado al árbitro a sacarle esa tarjeta.

Me dirán que es algo que está al criterio del juez de la contienda y que poco, o casi nada, puede hacer el jugador, pero recordemos que, en bastantes ocasiones, se han hecho esfuerzos más que voluntarios para que un árbitro hiciera uso de esa arma disciplinaria. Ello, con el fin, por ejemplo, de ser sancionado con la última que faltaba para cumplir un ciclo y quedar ‘libre’ para partidos más importantes.

Es reprobable desde el punto de vista ético, sí, pero hasta el momento no se había visto inspecciones que llevaran a lo que la FA ha decidido, que no es otro que involucrar Paquetá en la búsqueda de esas tarjetas con motivo de apuestas. Ya sabemos que en el Reino Unido las apuestas se hacen sobre todo (cuando morirá el actual Rey, por ejemplo…) y el que le saquen o no el cartón adecuado en un partido concreto, o incluso en un tiempo determinado, puede ser lucrativo, si se tiene a la persona infiltrada adecuada, como lo es un jugador.

El brasileño, que está por cierto en la lista para representar a su país en la próxima Copa América 2024, sufrió o, según la FA, persiguió la tarjeta amarilla en cuatro partidos específicos, como el de su equipo, West Ham, contra el Leicester en noviembre del 22, contra el Aston Villa en marzo del 23, contra el Leeds en mayo del 23 y, finalmente contra el Bournemouth en agosto del 23. Es decir, en dos temporadas diferentes y, siendo titular, en pocos partidos.

Pero los analistas de la FA vieron algo extraño y el expediente disciplinario está en marcha, pudiendo, si se llega a sancionar con el máximo rigor, a ser condenado a 10 años fuera de la práctica del fútbol. Está claro que, si esto ocurre, o incluso si hay una pena algo menor, la carrera de Paquetá está más que finiquitada.

Él niega todo y dice que lleva nueve meses cooperando con la FA para limpiar su nombre de cualquier sospecha. Pero, no ha debido ser bastante o la FA cree tener pruebas suficientes como para continuar con el proceso. Si ocurre lo peor, al ser un futbolista de alto nivel, las repercusiones van a ser muchas y una de ellas será, seguramente, la de controlar en mayor medida todo lo que rodea al fútbol.

Recuerdo un caso, hace años, en divisiones no profesionales, donde se apostaba y pagaba por tener un número x de saques de esquina, en un lugar determinado y en parte del partido en concreto, así que ya no me extraña nada.

En cuanto a la tarjeta rosa, esta nos devuelva algo al fútbol en sí, porque se trata no de unas apuestas o de unos hechos sancionables, sino de que la Conmebol ha aprobado, para justamente la Copa América del 24, la posibilidad de utilizar ese cartón.

Pero no será por parte del árbitro, sino que el uso será exclusivo de los equipos y, me imagino, más de los médicos de los mismos, que podrán argüir esa tarjeta cuando crean que un jugador pueda tener, tras un choque, un traumatismo craneoencefálico. Eso es, que se crea que existe peligro para la salud del deportista.

Con esa tarjeta se pretende salvar vidas o problemas graves y, aparte de esa consecuencia, existirá la posibilidad de sustituir al jugador lesionado, por un sexto, aparte de os cinco cambios reglamentarios. No es una mala idea, y, si se utiliza de forma adecuada, será bueno para el fútbol y para los futbolistas.

En fin, entre amarillo extraño y rosa médico andamos, y me despido con la recomendación de la novela ‘Algo más inesperado que la muerte’, de Elvira Lindo, que espero les guste como a mí. Disfrútenla y cuídense.

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