La noticia de la semana en el Valencia, en mi opinión, no fue la victoria copera en Leganés, ni mucho menos la propuesta kafkiana de Zorío para comprar el club a Peter Lim. El temazo se publicó en este periódico y lo firmó Andrés García: Munir forzó una reunión con Prandelli para abordar su situación en el equipo. Me sorprende y, a la vez, me congratula que un chaval de 21 años tenga esa personalidad, tenga esos huevos y coja el toro por los cuernos de esa manera. Cuántos jugadores han bajado los brazos y han perdido grandes oportunidades en la historia del fútbol por no dar el paso que sí ha dado Munir. También es cierto que ha topado con un entrenador dialogante y comprensivo. Prandelli escuchó al delantero y después de la charla privada le dió dos oportunidades que Munir aprovechó. Sus dos goles ante el Sevilla y el Leganés evidencian que lo más parecido a un 9 que tiene la plantilla se llama Munir y una hipotética suplencia el domingo ante el Málaga sería un contrasentido. Por cierto, el pie izquierdo que tiene el chaval es prodigioso. Si analizamos los tres goles que ha marcado Munir, su zurda es la gran protagonista en todas sus variantes: de empeine contra el Barça, de exterior en el Pizjuán y de interior en Butarque. Tres goles con la zurda y tres estilos diferentes con un denominador común: el remate de primeras. Hace años un gran sabio del fútbol valenciano me dijo que la gran diferencia entre un buen delantero y un gran delantero es el remate de primeras. Pilla siempre desprevenido a los porteros porque ahorra unas valiosas décimas de segundo respecto a cualquier control dentro del área. Munir tiene ese remate de primeras. Aprovechémoslo... Al menos hasta que se fiche a un ´9´ en enero... ¿O no se va a poder fichar?

Chiste

Las penurias económicas que, según nos cuentan, tiene el club por el dichoso fair play financiero y la multa de la Unión Europea, pueden llevarnos a una situación cuanto menos preocupante. Que Vinicius Araujo vuelva al Valencia como refuerzo en el mercado de invierno suena a chiste. Tanto que hace un mes, en el Taller Deportivo de la 97.7 Radio, planteamos medio broma, medio en serio, la pregunta de a qué delantero cedido recuperarías en enero. Y las dos opciones eran Negredo y Vinicius. Mucha gente se molestó. Pues bien, la realidad en este caso puede superar a la ficción. Si viene Vinicius y es la única opción que el club pone a disposición de Cesare Prandelli para mejorar los números en ataque, que empiecen a sonar las alarmas. Entendería que Prandelli cogiera los trastos y se fuera. Pero el entrenador italiano no es de los que va a tragar con cualquier cosa. Tiene autoridad, como demostró en la sala de prensa de Butarque al afirmar que Jaume Doménech se queda «al cien por cien» en el Valencia. Eso sólo lo puede asegurar un ejecutivo con poder. Y Prandelli, por lo visto, tiene poder. Que exija inversión en fichajes o patirem...

Jaume y Gayà

Una de los momentos estelares de la semana lo protagonizó Jaume Domènech precisamente en Leganés, minutos después de que su entrenador asegurara su continuidad pese a los cantos de sirena de una posible cesión. «Todos los que me conocen saben que el Valencia es mi vida y no me quiero ir, pero no este año, no me quiero ir nunca». Palabras que salieron de las entrañas del guardameta y que me emocionaron al escucharlas. Es necesario tener en la plantilla jugadores así, que sientan los colores de verdad. No soy de los que opinan que el equipo debe tener valencianos porque sí, o de los que defienden que los de la terreta merecen jugar por decreto. No. Tienen que jugar porque lo merecen. Es el caso, sin ir más lejos, de José Luis Gayà. Sus lágrimas de impotencia en el Pizjuán fueron el mejor reflejo del sentir del valencianismo en ese momento: impotencia. Le fastidió la parada de Rico, por supuesto, pero los gestos de Gayà iban más allá de la ocasión fallada. Era un llanto de rabia porque al equipo no le sale nada bien. Ni siquiera jugando mejor que el rival durante buena parte del partido. Que el lateral de Pedreguer fuera suplente en Nervión en favor de Siqueira fue un grave error de Prandelli. Que no se vuelva a repetir, por favor.

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