La primera vez no vi el partido, pero aun así hice la crónica lo mejor que pude. El Levante UD, así que basándome en la documentación de la época me subí al Delorean para recrear los dobletes de Wanderley y Serafín más el gol de Torrents. Mi humilde aportación al tercer tomo de la 'Historia del Llevant UD' fue esa, recordar aquel 5-1 del 11 de octubre de 1964 como si hubiese estado in situ allí en Vallejo. Volver al pasado, como en la película, con la sensación de que estaba contando algo imposible de que se repitiera en el futuro. Una goleada «impredecible» que, según redacté, se debió a que «desde el banquillo por fin se dio con la tecla con un juego vertical, rápido y desenfadado por bandas».

De todo menos «bobos»

La segunda y hasta hoy última vez que el Levante le metió una manita al Barça. Medio siglo después de que Orizaola lo consiguiera con un dibujo 4-2-4, SuperLópez repitió la gesta antes de pasarse al 5-3-3 y a un centro del campo sin complejos al que ojalá sea cierto que no renuncia nunca. «Bobos no estamos y si juegan Campaña, Bardhi y BardhiRochina está claro que un equipo ultradefensivo no somos», dice el míster, protagonista de un merecido manteo aquella noche en la que con un triplete de Boateng se cumplió su máxima de que lo importante es marcar un gol más que el rival (5-4). No hay debate posible por mucha punta que se le saque al empate a 4 en Ipurua. Poner en duda el actual ADN es renunciar a algo sin duda extraordinario.Pasado, presente y fantasía

Para el fútbol de SuperLópez, adaptado a los tiempos pero con el espíritu de la época también del tándem Quique-Balaguer, es fundamental ser rápidos y verticales por los costados y contar con especialistas como Morales, Toño y Jason. Precisamente porque el primero juega ahora de delantero y los otros dos terminan en junio, el club tiene claro cuál es el perfil de refuerzos que necesita la plantilla, ya sea para el próximo mercado o el siguiente. El rastreo de laterales y extremos, más allá de la parada y fonda en Colombia, demuestra por un lado que la apuesta por el estilo es a largo plazo y por el otro que, pese a la indefinición con Tito, el club no está parado. En el Consejo y su entorno, por cierto, saben poco de la idea que lleva Quico con el director deportivo y hasta los hay que fantasean con lo que no ha pasado.

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