La distancia entre Europa y el descenso son tres partidos, apenas nueve puntos, un pañuelo en el que el Levante UD está a cinco de arriba y a cuatro de abajo, así que ahora mismo no se trata de dividir a los granotas según sean optimistas o pesimistas sino en sumarlos a todos en el mismo bando. LaLiga, inclusive para sumar cuanto antes los 42 en los que va a estar la salvación y a partir de ahí no renunciar a nada. Con los números y las rachas en la mano, hay más motivos para ilusionarse que para asustarse y de hecho el empate contra el Getafe tiene hoy más valor que el parecía el sábado por la tarde. Después del tortazo en el Pizjuán, con bajas, lesiones por el camino como la de Rochina y futbolistas que jugaron tocados, el equipo demostró una vez más que siempre se levanta y de hecho el resultado más justo habría sido un triunfo con las ocasiones de la segunda parte y el penalti escamoteado a Morales.

El auténtico problema

Pese a la aportación como titular del valencianista Vezo, con cuya cesión se amortigua el problema numérico en el centro de la defensa pero no el histórico de jerarquía que sí habría paliado Bastos, el primer partido después del mercado de invierno dejó claro también que la suerte del Levante va a estar ligada a la de sus centrocampistas. A diferencia de lo que ocurre en otras demarcaciones, y pese a la inversión más alta de la historia en fichajes del pasado verano, los tres titulares no tienen recambios del mismo nivel y perfil. No lo era Prcic ni lo es Vukcevic ni tampoco Doukouré, este último damnificado por el fichaje frustrado de un Lukic que sí lo habría sido. Con Campaña sancionado y Rochina entre algodones solamente queda Bardhi, así que de cara a la visita a Vitoria, la primera en la frente.

El momento de la verdad

Aunque Lukic no es Lerma, el serbio le habría maquillado la cara a un mercado que ha vuelto a ser más de lo mismo, ejemplar para los que a Tito se lo justifican todo con tal de que siga y un desastre para los que no ven la hora de que salga. Eso sí, pese al ambiente de guerracivilismo y las hostilidades en el área deportiva, ninguna de las escaramuzas de enero, ni siquiera la de Bustinza, parece que vayan a ser de impacto para el futuro. Sea cual sea, la decisión tiene pinta de estar tomada y cada vez quedan menos excusas para anunciarla.

Más opiniones de Rafa Marín.