Sofiane Feghouli fue la imagen de todo el Valencia. Está por hacer. Pero el francés tiene fútbol, como se presupone también del equipo. Más que suficiente como para quedarse en la plantilla, hablando solo del francés. Como al colectivo, a Feghouli le faltan conceptos tácticos, bastantes, sobre todo en tareas defensivas, pero eso tiene solución. Ya se encargarán de ello por su propio interés Emery y Carcedo, de uno y sobre todo de otros.

Feghouli mostró que tiene calidad en su pierna derecha y piensa rápido. Y eso se tiene o no se tiene. Lo demostró ayer en dos asistencias que metió entre líneas a Soldado. De una salió un penalti que transformó el propio delantero, de otra una ocasión de las que de tres, dos son gol. Pero Feghouli pagó la novatada, y por ello Carcedo le metió un sermón nada más terminar su partido. Era la primera vez que jugaba en un 4-3-3, al menos con el Valencia. Hasta la fecha había actuado pegado a banda derecha o como enganche, pero siempre en el 4-2-3-1. Quizás por ello su partido no fue de notable, porque en defensa tiene que mejorar y tiene que perder la posición en menos ocasiones. Pero lo dicho, tiempo tiene para aprender, y más quedándose a las órdenes de Emery. Es más, con Soso —como también si quisiera con el Chori Domínguez—, el técnico de Hondarribia suma una baza más y diferente a los Banega y Tino Costa para darle vida a su 4-3-3. Pero el sistema, como Feghouli, está todavía por pulir.

El Valencia se marchó de Palermo sin lavar la imagen dada en Inglaterra. Sigue generando dudas el proyecto de Emery por los errores de bulto que comete en defensa. Dos cayeron ayer, como goles encajó el equipo en el triangular ante Nápoles y Palermo. Los amistosos están dejando de serlo para el Valencia, porque en cada uno de ellos hace una pifia y la roca que quiere Emery está todavía por ver. El técnico no para en su empeño de apostar por un 4-3-3 —aunque también trabajó en el segundo partido el 4-2-3-1 con Iván Rubio en la mediapunta—. Todo sea dicho está en fase de hacerlo, de ensayar y probar, aunque quizás en fechas próximas debería ir cuanto menos puliendo un once para que se complementen como toca —por no hablar de jugar alguna vez con Soldado y Aduriz—. Porque en dos semanas y media visitan La Rosaleda de Málaga y la cosa entonces será de todo menos amistosa.

Al equipo le sigue faltando profundidad y pegada. Solo un gol en noventa minutos y de penalti. Pero lo más llamativo para mal fueron las ocasiones que generó. Una ante el Nápoles —sin contar el penalti, la mencionada de Soldado— y otra ante el Palermo, un potente disparo de Manuel Fernandes que se encontró el guardameta Brichetto. Lo dicho, este Valencia está todavía por hacer.