En el minuto 86 el Villarreal le devolvió el regalo al Valencia. El gol de Aritz Aduriz en el tramo final equilibró un partido de alternativas en el que el bloque de Unai Emery acusó la falta de concentración defensiva en el primer asalto. A los 20 minutos los locales ya ganaban por dos goles a cero, circunstancia que obligó a ir a contracorriente a los blanquinegros durante más de una hora de juego en El Madrigal.

Los desajustes defensivos le costaron caro al Valencia en los dos goles encajados. En el primero un balón en largo del Submarino superó a Adil Rami. El francés no retrocedió con celeridad y perdió la carrera con Marco Ruben, lo que dejó a los dos delanteros amarillos —el propio Ruben y Nilmar— cara a cara con Víctor Ruiz. El pase al espacio del brasileño rompió por completo al catalán y el goleador de Santa Fe se quedó solo con Diego Alves, al que batió cruzándole la pelota con sutileza.

El siguiente error de bulto llegó cuatro minutos después. Borja Valero lanzó una falta lateral desde la derecha y Gonzalo remató a gol con una libertad fuera de lo común. El turco Mehmet Topal, encargado del marcaje, se despistó siguiendo más al balón que a su hombre, calculó mal el salto y el argentino cabeceó sin oposición a la red valencianista. No se había cumplido ni el ecuador del primer tiempo y el Valencia perdía 2-0. A la postre, el equipo de Emery conseguiría el empate, pero debe entender lo sucedido como un aviso de lo que puede pasar el miércoles en Sevilla, si la intensidad desde el inicio no es la máxima.

Durante 45 minutos el debutante José Molina ganó la partida táctica a Unai Emery. El mensaje que había dado a sus hombres en sus primeros días como técnico del Submarino caló hondo. La consigna era aumentar los niveles de intensidad y, sin duda, los amarillos vencieron en agresividad a los blanquinegros. Al Valencia se le vio con una marcha menos en relación al duelo copero ante el Sevilla, sin la chispa necesaria para escapar a la presión de un rival que resguardó sus dos líneas de cuatro, encomendó a sus delanteros dificultar la salida de balón de Rami y Ruiz y se preocupó por evitar la conexión Éver Banega-Jonas.

El tiempo parecía detenido, casi nada ocurría. Sin embargo, en una acción aislada el Valencia recortó distancias gracias al talento de Miguel. El portugués amortiguó un envío en largo de Mathieu para hacer la pared de cabeza con Soldado, burlar su marca y centrar de primeras al segundo palo. Ahí Gonzalo empezó a compensar la balanza de los errores, dejando que Feghouli rematase picado a gol.

Antes del descanso el sistema defensivo concedió de nuevo un remate limpio dentro del área, esta vez del colombiano Zapata. En la segunda mitad, en cambio, el VCF mejoró su cara arrinconando en su campo a un Villarreal que asumía ya el rol de inferioridad. Los de Unai se apoderaron de forma clara del esférico, aunque Alves tuvo que abortar dos remates peligrosos de Borja y Nilmar. La respuesta, con Tino y Aduriz en acción, fue el balón en largo. En uno de ellos Rami encontró la cabeza de Aduriz, quien aprovechó el mal despeje de Zapata para cruzársela a Diego López (2-2).