La mente ya está puesta en la semifinal ida de Copa del Rey. El Real Madrid es pasado. El vestuario tiene clara la consigna: «Tenemos que olvidar cuanto antes el partido». El foco está en el FC Barcelona. No se trata de pasar página y basta. El encuentro del sábado dejó puntos sobre los que trabajar, en positivo y en negativo. El Barça va a exigir la perfección o una versión muy cercana. Cuerpo técnico han fijado una línea muy clara y la derrota no puede generar confusión. Todos se juegan mucho, han hecho una apuesta muy fuerte por el doble foco Liga-Copa del Rey y es el momento de darlo todo. Los detalles puntuales marcaron la diferencia: el córner mal defendido que terminó en el penalti de Montoya, ese empujón innecesario, las paradas de Keylor ante Kondogbia o Parejo... Lo que sucedió en los últimos 20 minutos no cuenta. Zidane refrescó todo el once y Marcelino compitió con la carga extra de Mendizorrotza, prórroga y penaltis. Pese a todo, el volumen de intensidad y ritmo fue óptimo durante muchas fases del encuentro, sobre todo, cuando entró Carlos Soler.

La vuelta del 18 es oxígeno puro, un plus en calidad y recursos. Soler volvió 50 días después para producir un salto de calidad en un momento clave de la temporada. El interior entró por Guedes. El atacante portugués no está descartado para el jueves, pero tiene el tanque de la gasolina al límite. El mejor Valencia les necesita a los dos, pero con Soler, la ausencia de Guedes duele menos.

Soluciones de calidad

Es una cadena. En esta fase crítica del curso, al Valencia le ha faltado uno de sus futbolistas más determinantes -Soler- y las lesiones en el eje de la defensa le han restado estabilidad; sin Murillo, con Garay al límite, con la última lesión de Gabriel. La única línea que ha rendido a un nivel óptimo es la delantera, lanzada por Santi Mina y Rodrigo. Contar ya con Carlos es oxígeno puro. Ante el Real Madrid se hizo evidente. El interior refrescó su importancia dentro del engranaje del equipo. Desde la derecha aportó todo tipo de soluciones. Su primer toque fue un pase interior para Santi Mina, una asistencia entre centrales. Una muestra de su visión de juego y de su capacidad para inventar. Soler tiene ambición y orgullo, energía y calidad. Justo lo que demanda la cita inminente en el Camp Nou. Su reaparición fue potente.

La apuesta por la Copa pasaba por asumir pinchazos como el de Las Palmas y derrotas -duras- como la del Madrid. El tono competitivo ha sido notable y las derrotas no puede hacer daño; el equipo estaba preparado para sufrir, mentalizado para caer y levantarse en esta fase. El mensaje es uno: «Lo vamos a dar todo». Carlos Soler marcó el camino en su regreso: personalidad, descaro, sacrificio.