José Andrés Lozano Rubert ha cumplido 68 años. Como él dice, se siente «hijo de Quart de Poblet». De jovenzuelo viajó por toda Europa animando a su Valencia. Su cabeza es un almacén de recuerdos. Su casa, en el centro del pueblo, un auténtico museo del club con fotografías, banderas, carteles, banderines o pines imposibles de encontrar. Las paredes de su hogar respiran valencianismo.

Presidiendo el salón, justo encima del sofá desde el que ha disfrutado y sufrido al equipo por televisión años y años, cuelga un espejo en forma de escudo. Lo compró hace más de cuarenta años en una tienda de antigüedades de Madrid próxima al Bernabéu. Siempre lo miró de forma extraña. «Me llamó la atención aquello de Valencia FC y no Valencia CF. Creía que se habían equivocado, que era un error, me pareció tan curioso que pagué cuatro mil pesetas de entonces por él». Casi medio siglo después José ha descubierto que aquel escudo extravagante que vivía en el comedor de su casa es historia viva del club. El FC no era una rareza. Son las iniciales del Football Club con las que se fundó el Valencia en 1919. Las mismas que ahora varios colectivos de valencianistas quieren recuperar para devolver al Valencia su nombre originario con motivo del centenario. ¿Valencia FC o Valencia CF? Y en caso de ser FC, ¿Football Club o Fútbol Club? El debate está servido.

«Reunidos los expresados al margen acuerda constituir un club de football y dedicarlo al deporte en general siempre que entre en los medios de que disponga esta nueva sociedad, la cual se denominará 'Valencia Football Club'». Es el acta fundacional del club, fechada el 1 de marzo de 1919. Los fundadores escogieron una denominación inglesa por la sencilla razón de que el fútbol se inventó en las islas británicas. Pasó también en otros equipos de fútbol como el Levante FC, Athletic Club, Sporting Club o Racing Club. Así como en otros deportes como el tenis, rugby o hockey. El club de tenis de València, por ejemplo, era el Sporting Club. Si el fútbol moderno hubiera llegado desde Alemania los términos hubieran sido germanos. Está claro que no se trataba un esnobismo. Aquellos nombres tenían su lógica.

Todo cambió con el final de la Guerra Civil y la instauración del franquismo. Una orden del Consejo Nacional de Deportes del régimen el 20 de diciembre de 1940 obligó a castellanizar nombres de clubes y sociedades de carácter anglófilo. En el cambio, tal y como apunta Julián García Candau es su libro 'El Deporte en la Guerra Civil' también se incluyeron los nombres de sociedades que figurasen escritas en valenciano, catalán, gallego o euskera. «Todos cuantos se llamaban Fútbol Club se transformaron en Club de Fútbol y los Racing, Sporting y demás denominaciones de origen inglés perdieron oficialidad». La única excepción del régimen fue Osasuna por cuestiones políticas. Navarra era tierra 'nacional'. En enero de 1941 el Ministerio del Interior envió una comunicación a los clubes ordenando expresamente el cambio. Los clubes tuvieron que adaptar sus nombres al castellano por imposición franquista. Nacía el Real Gijón, el Atlético de Bilbao, el Real Santander y, por supuesto, el Valencia Club de Fútbol. Eso sí, fue de los últimos equipos en acatar la orden. Aguantó hasta el último momento para españolizar su nombre. Los cambios, por cierto, no aparecieron en la prensa de la época. Ni información ni mucho menos críticas. Nadie se atrevía a llevar la contraria al General Moscardó entonces presidente de la Delegación Nacional de Deportes. Por si fuera poco, en aquellos primeros años de la postguerra los clubes no tenían derecho a la reunión. No existían las asambleas. De hecho, en el Valencia no se hace mención al cambio de nombre hasta la primera memoria posterior a la Guerra Civil en la temporada 1944/45.

Así pasaron los años. Con los nombres de los clubes de fútbol castellanizados. Hasta que el franquismo comenzó a tocar a su fin y abrió la mano derogando aquella normativa en julio de 1972. Los clubes recuperaron sus nombres fundacionales. El Barça recuperó el FC Barcelona. También el Sevilla FC. El Valencia, junto al Real Madrid y el Atlético de Madrid, no lo hizo. Posiblemente porque no estaba Vicent Peris. La muerte del gerente y hombre fuerte de la entidad dejó un vacío insustituible. Ningún directivo se atrevió a dar el paso y recuperar la nomenclatura original. Y así hasta nuestros días.

Con el centenario a la vuelta de la esquina se reabre el debate. Colectivos como la Asociación del Pequeño Accionista y 'Últimes vesprades a Mestalla' plantean que se recupere el nombre original que aparece en los primeros estatutos. Recuperar el FC para ellos sería un impulso a la recuperación de la memoria y las raíces del Valencia y un paso más en la valoración del pasado de la entidad. En los años setenta el cambio no hubiera generado problemas. Más delicado se antoja ahora por el poder comercial de la marca VCF, las patentes y el recorrido de las redes sociales. Opiniones hay para todos los gustos. Valencia solo hay uno. Se llame como se llame.