Tocados, pero no hundidos

Bloqueado con dos puntos de los últimos 18 posibles, el Valencia puede ver la luz a partir de su propio ejemplo. No sería la primera vez que en esta misma temporada el equipo de José Bordalás es capaz de levantar una trayectoria tan desfavorable de puntos. Entre el 19 de septiembre y el 27 de octubre, los valencianistas ya quedaron encallados en una ciénaga clasificatoria similar. Entre la derrota en casa contra el Real Madrid (1-2) y la goleada sufrida en el Benito Villamarín contra el Betis (4-1), el Valencia solo fue capaz de conquistar 3 puntos de 21 en disputa. Tres empates, dos sobre la bocina, frente a Athletic, Cádiz y Mallorca y el resto derrotas (los mencionados duelos ante Madrid y Betis, y también a domicilio frente al Sevilla y el FC Barcelona). Sin embargo, el triunfo frente al Villarreal, con un cambio de paradigma táctico hacia el proteccionismo defensivo (2-0), supuso un punto de inflexión a todos los niveles. Futbolístico y emocional. El Valencia abría una racha de 15 de 21 puntos, hasta volver a encallar.

Después de ganar al submarino amarillo, el Valencia siguió ganando en autoestima con meritorios empates ante Atlético y Real Sociedad (3-3 y 0-0), seguidos de otro empate ante el Rayo, más sufrido pero que fue la punta de lanza de la racha de tres victorias que colocó al Valencia a las puertas de Europa antes del final de año, después de ganar al Celta (1-2), al Elche (2-1) y al Levante (3-4). Luego, volvió la cuesta abajo.

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Debates aparte sobre la descompensación notoria de la plantilla, el Valencia se mueve a golpes de estímulos. Una cualidad propia de bloques en los que prima la juventud. Capaces de envalentonarse y perder el respeto a cualquier escenario y rival si los resultados son favorables, como de atascarse y no encontrar respuestas si todo se vuelve en contra. Todo blanco a negro, sin matices de grises. ¿Qué debe pasar para que el Valencia vuelva a levantar el vuelo? Algunas cuestiones son aleatorias, como las lesiones. En otras hay más incidencia directa del cuerpo técnico. En la primera vuelta, con la dolorosa derrota frente al Betis en carne viva, Bordalás adoptó una postura defensivista. Con el equipo recogido, volvieron las certezas. Y en el última instancia está el calendario, que podría ser un aliado siempre y cuando el Valencia sea capaz de repetir los resultados cosechados en la primera vuelta contra esos mismos rivales.

Sacando la calculadora

Así se ve tomando como referencia las próximas 10 jornadas, 30 puntos que podrían resituar al Valencia en la lucha por Europa. A excepción del próximo rival (el Barcelona), los blanquinegros encadenaron ante los mismos contrincantes 5 victorias y cuatro empates. En la primera vuelta se empató contra Mallorca, Granada, Cádiz y Rayo (contra los que el Valencia debe partir como favorito) y se derrotó a Getafe, Elche, Osasuna, Villarreal y Levante. De 30 puntos, se conquistaron 19. Si se extiende el cálculo a las cuatro jornadas restantes, se ganó frente al Celta, se empató ante el Athletic y se perdió contra Betis y Espanyol. De calcar los mismos guarismos, el Valencia sumaría 23 puntos de los 42 que quedan en disputa. Con 53 puntos, se quedaría en la órbita del objetivo. Este es el calendario completo del Valencia CF.