LA PIZARRA DE PAU PARDO

Un duelo de piernas, corazón y cabeza

El enfervorecido ambiente de Mestalla potenciará los dos primeros, pero se necesita fortaleza mental para canalizar ese ímpetu

Soler y Gayà en la previa del partido contra el Athletic Club

Soler y Gayà en la previa del partido contra el Athletic Club / Francisco Calabuig

Pau Pardo

Pau Pardo

El Valencia CF está ante una oportunidad histórica de meterse en una final de la Copa del Rey. El Athletic Club de Marcelino, que ha dejado en el camino a FC Barcelona y Real Madrid, es el último escollo que separa a los de José Bordalás de La Cartuja. Para pasar, los valencianistas deberán dominar tres factores: piernas, corazón y cabeza. El enfervorecido ambiente de Mestalla potenciará al máximo los dos primeros y ahí el tercero jugará un papel fundamental. El conjunto blanquinegro tendrá que tener la fortaleza mental suficiente para no caerse en caso de recibir algún revés y para canalizar el ímpetu y aprovecharlo en positivo para desplegar todo su juego. Y en este punto hay que detenerse, porque a pesar de las críticas vertidas desde San Mamés sobre el estilo del entrenador alicantino, lo cierto es que ambos equipos tienen más puntos de unión que de ruptura. 

Si el Valencia es capaz de hacer un encuentro similar a la segunda parte del partido de ida tendrá mucho camino ya recorrido. Los dos conjuntos apostarán por llegar al ataque por la vía rápida, a través de la verticalidad en su juego y haciéndose fuertes a la hora de presionar. En San Mamés, los de Bordalás se apoderaron de la contienda a base de ahogar la salida de balón y de llevar el cuero rápidamente a los costados, especialmente el izquierdo con Bryan Gil y Gayà percutiendo y metiendo centros al área.

Juego aéreo y segunda jugada

Gran parte del encuentro se va a jugar en el aire. Una de las grandes fortalezas del Athletic es su dominio del juego aéreo con futbolistas como Raúl García en los envíos en largo y más todavía con una segunda línea que atacará los balones sueltos para hacerse con la segunda jugada. Ahí la exigencia para el Valencia va a ser máxima, ya que sus centrales deberán ser dominadores por alto y tener las líneas compactas para estar en mejor situación de llevarse los balones entre líneas. 

Cada metro cuenta

Ninguno de los dos equipos destaca por tramos largos de posesión ni por gobernar el campo contrario a través de las combinaciones, a partir de ahí cobra especial valor la intensidad en los duelos y ganar metros a partir de hacerse con las disputas y los balones divididos. 

Transiciones

Dos puntos en común de los dos equipos es la velocidad en las transiciones ofensivas con jugadores como Bryan, Yunus o Guedes de un lado y los Williams o Berenguer por el otro. Los dos conjuntos buscarán a estos jugadores a sus jugadores más habilidosos por detrás de la línea de medios para acelerar sus ataques y en la precisión de los envíos al espacio puede haber un filón en el juego de ataque. El Valencia tendrá que tener especial atención en los pases largos a la espalda de los centrales, algo que ya le ha hecho mucho daño esta temporada por errores de atención y posicionamiento. Unas semifinales no admiten deslices de este tipo. 

Balón parado

Es quizás el punto de mayor peligro. Los de Marcelino ya marcaron así en la ida y por esta vía decidieron con autoridad el derbi vasco. El Valencia viene de un buen examen en este sentido, dejando sin efecto los 14 córners del Mallorca el pasado fin de semana. Seguir por esta senda es clave y Paulista es el mejor ‘fichaje’ para ello.