Mestalla aprieta por el futuro de Bryan Gil y Hugo Duro

El valencianismo pidió a gritos la continuidad de los dos futbolistas, cedidos por el tottenham y el getafe respectivamente, durante las celebraciones del miércoles

Bryan Gil y Hugo Duro

Bryan Gil y Hugo Duro / SD

Andrés García

Andrés García

Mestalla pidió la continuidad de Bryan Gil y Hugo Duro a grito de «¡Bryan, quédate! y «¡Hugo, quédate!». Los dos jóvenes futbolistas del Valencia, cedidos por el Tottenham y el Getafe respectivamente, llevan muy poco tiempo en el Valencia (Bryan apenas un mes) pero ambos han calado en el corazón del valencianismo por el compromiso, el descaro, el carisma y la energía positiva que desprenden. Rinden deportivamente, hacen grupo en el vestuario y transmiten a la gente dentro y fuera del campo.

La afición se ha ilusionado con ellos y los quiere a su lado. Y cuanto más tiempo mejor. Así lo demostró Mestalla en la noche mágica del miércoles. Primero en el césped y luego en el balcón de la Avenida de Suecia. Hay que remontarse a las celebraciones de la Copa del Centenario para encontrar la última vez que el valencianismo reclamó la continuidad de un jugador. «¡Rodrigo, quédate!». Bryan y Hugo generan lo mismo.

Bryan Gil y Hugo Duro

Bryan Gil y Hugo Duro / SD

Bryan Gil

El de Barbate vivió una noche inolvidable en Mestalla. De principio a fin. «¡Si me lo dicen no me lo creo!», decía. No le falta razón. Ha pasado de estar defenestrado en el Tottenham a ser el foco de atención y del cariño de la gente en el Valencia. Se siente importante en el equipo y valorado por el club y la ciudad. Y además, querido por el vestuario. Pocos jugadores se han integrado tan rápido como Bryan por su conexión con los capitanes José Luis Gayà y Carlos Soler. El extremo izquierdo alucinó con lo que vivió el miércoles.

En palabras suyas, nunca había vivido un recibimiento así. «No lo he visto en mi vida», reconocía. Uno de los grandes momentos de la noche llegó cuando fue sustituido. Bryan salió por la banda de la grada central y dio la vuelta a medio estadio para llegar al banquillo. Durante ese trayecto, Mestalla se puso en pie para aplaudirle y para dedicarle por primera vez el «¡Bryan, quédate!». Un cántico que luego se repitió en las celebraciones. La respuesta del jugador fue seguir los cánticos a base de saltos.

El futbolista y su familia (estuvieron al completo en Mestalla) están muy agradecidos con el recibimiento del Valencia al jugador y, sea cual sea su futuro, saben que la entidad de Mestalla tiene un hueco ya en su corazón para siempre. Bryan asume que es propiedad del Tottenham y que su continuidad es una cosa de clubes. El Valencia intentará una segunda cesión hasta 2023. El problema es que no es fácil porque los ingleses tienen la última palabra y porque, de no continuar en Londres, el Valencia no está capacitado económicamente para competir con otros equipos europeos. De momento, el Valencia ha conseguido seducir a Bryan con protagonismo y mucho cariño. Y eso no es poco.  

Hugo Duro

Lo mismo le pasa a Hugo, aunque su situación contractual es muy distinta. El Valencia ya ha decidido ejercer la opción de compra de 4 millones de euros antes de mayo (fecha límite pactada con el Getafe). Tanto el club como el jugador dan por hecho su fichaje en propiedad. Hugo ha conectado desde el primer día con Mestalla como parecía predestinado con aquel «¡Tocó en Hugo Duro!» que el miércoles volvió a sonar con fuerza en el estadio (había hasta una pancarta) primero en boca de la afición y después en la de Gabriel Paulista con el micrófono en mano. El madrileño fue uno de los grandes protagonistas de la celebración.

Disfrutó como pocos desde el balcón de Mestalla y, en plena fiesta, el valencianismo le recordó que su futuro pasa por el Valencia los próximos años: «¡Hugo, quédate!, ¡Hugo, quédate!». El club, el equipo y la afición lo sienten como uno de los suyos