Claves de la gran transformación del Valencia

Gennaro Gattuso, en apenas dos meses, ha cambiado radicalmente el estilo de juego del Valencia y ha potenciado la mentalidad colectiva de un bloque que, línea por línea, se siente poderoso

Gattuso, abrazando a sus jugadores

Gattuso, abrazando a sus jugadores / Francisco Calabuig

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Gennaro Gattuso se ha convertido en la gran referencia del Valencia en apenas dos meses de estancia en el club. La goleada contra el Getafe confirma la transformación de un proyecto al que le queda la evolución de toda una temporada por delante, pero que ya muestra las señales de autor del entrenador calabrés. Tanto a nivel estilístico, con un propuesta de juego mucho más vistosa que ha sido muy bien recibida por la grada, con un dominio abrumador de la posesión, como a nivel de mentalidad. Gattuso ha logrado liberar en todas las líneas del campo a un equipo que se ha quitado lastres y miedos del pasado y trata de dominar siempre la escena, con independencia del rival que tenga enfrente.

El cambio empieza por la defensa, una de las zonas más señaladas en las últimas temporadas por falta de contundencia o calidad de sus componentes. Es una línea vital, donde empieza el plan de juego de Gattuso, y en la que Eray Cömert y Mouctar Diakhaby han salido fortalecidos en las primeras jornadas. Los dos zagueros han ganado no solo en autoridad en el corte sino sobre todo en autoestima. Su seguridad en el pase contrasta con la costosa adaptación del central suizo en los primeros meses y también con el rol secundario en el que parecía atrapado Diakhaby, cuya progresión parecía atascada después de tres temporadas en el primer equipo. La confianza de Gattuso en el potencial de ambos propició una escena inusual, la de no tener que forzar la reaparición de Gabriel Paulista. En las últimas temporadas ha sido habitual asistir a reapariciones urgentes del central hispano-brasileño, por la excesiva dependencia que se tenía de su jerarquía.

Meritocracia física

Es un ejemplo de una “meritocracia física” con la que Gattuso mantiene enchufada a toda la plantilla. Juega el que esté en mejores facultades. Una muestra está en el lateral izquierdo en el que ante la sanción de Gayà y los problemas físicos de Jesús Vázquez, Toni Lato gozó de la alternativa por su gran dedicación en los entrenamientos, resaltada por el propio Rino en sala de prensa. Otro tanto sucedió en la punta de ataque. Con Hugo Duro preparado para su regreso (jugó más de una hora), Gattuso no precipitó su regreso y renovó su confianza en Marcos André, cuyo nombre estuvo en la rampa de salida hasta el último día de mercado. Con la ventana de fichajes cerrada, Rino lo tuvo claro: “Mis jugadores son los mejores del mundo”.

La propuesta creativa del exjugador del Milan necesita de ideólogos en el centro del campo. Una responsabilidad añadida con la salida de Carlos Soler. Sin el segundo capitán y emblema de la cantera ya entre las filas del equipo, al triángulo Hugo Guillamón-Nico González-Yunus Musah no les tembló el pulso, a pesar de ser el centro del campo (con bastante diferencia) más joven de LaLiga. En la sala de máquinas se gestó la superioridad sobre un Getafe, cabe matizar, en horas bajas, pero que no desmerece el despliegue estadístico del equipo: 24 disparos, nueve de ellos entre los tres palos, 71% de posesión, 546 pases (más que el doble de su rival), un 88% de precisión en el pase y 11 faltas cometidas, por 22 del Getafe. El cambio es radical respecto a un bloque que, la anterior temporada con Bordalás, llegó a liderar el tiempo de juego interrumpido en las cinco principales ligas del continente.

En esa demostración coral, la intervención de los extremos, claves en la pizarra de Gattuso, ya está empezando a ser decisiva y recompensada con efectividad en los últimos metros. Ante el Getafe, Samuel Lino y Samu Castillejo vieron puerta y avanzan velozmente en su aclimatación.