El Valencia desespera a Mestalla (0-1)

Impotencia en el estadio con la derrota de los de Gattuso, que chocan contra la ordenada resistencia del Cádiz, en una velada que acentúa la necesidad urgente de fichajes

El Valencia no supo reaccionar ante la renta inicial del Cádiz

El Valencia no supo reaccionar ante la renta inicial del Cádiz / JM López

Vicent Chilet

Vicent Chilet

Mestalla dedicó la primera pitada del año a un Valencia al que había juzgado con mucha generosidad durante toda la temporada. Asistiendo de forma masiva al estadio, agradecido con las intenciones de juego alegre del equipo, comprensivo con las limitaciones de un bloque joven en un proyecto tocado de tres años de desinversión. Pero la derrota contra el Cádiz, que ´se presentaba en zona de descenso, afloró la frustración de la hinchada, ante la amenaza de que un proyecto que poco a poco vuelve a embarrancarse en la zona de nadie, otro año más, en otro mes de enero con el descenso demasiado cerca. El Cádiz protegió la renta inicial de Alcaraz con oficio, dominando solidario los códigos y resortes del juego de los que el Valencia ha quedado huérfano. Al equipo de Gennaro Gattuso no se le puede reprochar el esfuerzo y el compromiso, pero sus males se deben solucionar urgentemente en este mercado de invierno. Gattuso necesita en este Valencia justo al jugador que él mismo era en el Milan de principios de siglo.

Los primeros 45 minutos contra el Cádiz soliviantaron al estadio. El Valencia llegó a acumular el 77% de la posesión de la pelota, sin ser capaz de disparar una sola vez entre los tres palos de Ledesma y de desactivar un entramado defensivo reforzado tras el tanto inicial de Rubén Alcaraz. El centrocampista catalán, que en 2019 ya marcó con el Valladolid un espléndido gol en esa misma portería del Fondo Norte, conectó un remate cruzado desde la frontal después de una gran escapada en solitario de Rubén Sobrino, perseguido de manera tímida por Ilaix Moriba. Un gol con recordatorio, con un ruego sin respuesta en los últimos tres años, como es el fichaje de un mediocentro defensivo con oficio que equilibre al equipo.

Era solo el minuto 8 y al Valencia le entraron las prisas, contra un Cádiz que seguía respondón, llegando con muchos efectivos a zonas de remate en los contragolpes y al que parecía que le faltaba un poco de convicción para rematar el partido. El Valencia se movía a impulsos muy planos, con poca profundidad y con reiteración de centros laterales que aterrizaban telegrafiados en el área rival, muy fáciles de defender para la defensa gaditana, liderada por la astucia de Fali. El central cabanyalero, con mucha más calle que academia, se erigía ganador en los despejes contra un Cavani muy desasistido y al que le retó en cancherismo, que González Fuertes cortó con reparto de tarjetas. Con espacios reducidos, la única propuesta desequilibrante del Valencia llegaba de los pies malabares de Samuel Lino, que provocaba faltas que no inquietaban a los cadistas. Los blanquinegros veían más camisetas amarillas que taxis en Park Avenue.

El partido no requería tanto de un cambio de actitud, en un Valencia que se esforzaba pero sin criterio, pero sí de un cambio de plan, de dibujo. Gattuso retiró a Guillamón e Ilaix, improductivos ante la partida de ajedrez dominada por un Cádiz con todos sus peones enteros. Kluivert y Almeida debían refrescar un ataque dispuesto en 4-2-3-1. Se añadió pronto Hugo Duro, sustituto de un Samu Castillejo dolorido de una mano. Se vio por momentos un Valencia más dinámico, con Almeida abriendo grietas desde el flanco izquierdo, con el Cádiz acumulando faltas e interrupciones. El ambiente en Mestalla se cargaba y el reloj avanzaba rápido, igual que los nervios. Se necesitaba una ocasión, la primera aproximación peligrosa en toda la noche, en el 67, con el rechace de un córner que Gayà voleó tras acomodarse el disparo con dos toquecitos de zurda. Una folha seca contestada con palomita por Ledesma. El Cádiz ganaba alguna tregua con el Choco Lozano acunando la pelota al recibir de espaldas, pero el partido ya era para el Valencia. Con las vías de pase tapadas, la heroica de los balones desesperados al área, que rebotaron en la batería antiaérea del Cádiz.