Una construcción fascinante

La independencia de cada uno de los tres anillos de Mestalla, construidos en diferentes épocas y separados entre sí, convierten el campo del Valencia CF en «único»

Vista aérea de los tres anillos de Mestalla

Vista aérea de los tres anillos de Mestalla / SD

J. M. Bort

Mestalla es un estadio único desde el punto de vista arquitectónico, una construcción que, al mismo tiempo, refleja la idiosincrasia de un club que nació con la firme ambición de crecer -y ganar títulos- deportiva y socialmente. Eso sí, a costa de tener que pagar sobrecostes en varias de sus grandes reformas, que supusieron duros golpes a su economía. La voluntad de querer llegar por encima de todo. La densa estructura del estadio, con columnas duplicadas, gradas superpuestas y huecos inverosímiles en sus entrañas hablan también de su historia. Mestalla es un libro abierto y solo es necesario un poco de atención para descifrarlo. Sus tres anillos que envuelven la tribuna están separados literalmente pese a que no se distingue desde el interior, ya que pertenecen a tres épocas distintas. El resultado es un estadio ‘imperfectamente perfecto’ con una verticalidad extrema que provoca admiración, no solo entre los aficionados al fútbol, sino también en los entendidos en materias arquitectónicas.

Las reflexiones que abren y desarrollan este artículo son de José Baixauli, un joven arquitecto valenciano que dedicó su Trabajo de Fin de Grado (TFG), bajo el título Estudio tipológico y estructural de la evolución del actual estadio de Mestalla, a la evolución del recinto desde su inauguración. «Mestalla es un estadio fascinante», subraya. «Lo que más me fascina es que existen gradas de tres épocas diferentes. Eso es único. Es muy fácil de explicar, pero hay mucha gente que no lo sabe, y es una pena porque forma parte de la historia del Valencia CF», afirma. «Técnicamente es muy interesante. Puedes derribar una parte sin que afecte a la otra, un trabajo muy difícil técnicamente, pero seguramente se podría hacer», añade.

La primera remodelación de Mestalla se produjo en la temporada 1926-27, sólo tres años después de que el Valencia CF inaugurara el campo al arrendar un terreno agrícola con una opción de compra. En el 27, el club estrena la nueva tribuna de preferencia, que sustituía la antigua fachada que se observa en las primeras imágenes exteriores que existen del recinto, junto a la acequia de Mestalla. El resto de la grada estaba construida en madera. El estadio pasaba a tener una capacidad para 17.000 espectadores, tal como explica Baixauli en su TFG. Entonces, Mestalla era una isla en medio de la huerta con una sola entrada. «Se accedía por la puerta de tribuna y el público se iba repartiendo por las gradas en dos grupos: los que iban a tribuna y los que se acomodaban en el graderío general».

De la guerra al ‘gran Mestalla’

Los graves desperfectos que sufre el campo durante la guerra civil obligan a afrontar una segunda reforma. «El Valencia CF aprovechó para levantar un graderío completamente nuevo en la parte de la grada general, sustituyendo la antigua construcción de madera por una de ladrillo», repasa el arquitecto valenciano.

La remodelación de 1950, con Luis Casanova en la presidencia, lleva consigo la compra de varios huertos y solares anexos al estadio. Es el momento en el que el club construye el segundo anillo (actual Grada central, Gol Norte y Gol Sur) de hormigón, indepediente del primero, y una tribuna completamente nueva, que se mantiene hasta hoy. «El Valencia mantiene el primer anillo de ladrillo hasta la reforma del Mundial 82, en 1978», explica Baixauli. «Es entonces cuando deciden derribar el primer anillo y rehacerlo con hormigón. El segundo solo se sanea. La reforma supuso un sobrecoste muy grande. Derriban el primer anillo manteniendo el segundo, y debido a la velocidad con la que tenían que hacer la obra, hicieron muchas vigas de hormigón prefabricado, y eso eleva mucho el coste», explica Baixauli. «Además, se construye un avance del segundo anillo, para que este pasase en parte por encima del primero, que es lo que da sombra a toda la zona de ‘numerada’. Cuando pasas por el túnel entre los sectores 5 al 7, si te fijas se ve el hueco que hay entre los dos anillos. Y por eso se ven tantas columnas, porque la grada está duplicada», añade.

Esa densidad de pilas de hormigón se multiplica con la construcción del tercer anillo en la reforma de 1998, otra grada separada de las otras dos. «Ante la obligación de aprovechar al máximo el espacio, se hace una grada tan vertical que hoy no le permitirían. Diría que eso no está en ningún estadio del mundo. El segundo anillo es muy vertical, pero el tercero es brutal, son 45 grados de inclinación y envuelve al campo dando esa sensación tan especial. Mestalla impone por esa verticalidad. Aparte de la necesidad de aprovechar al máximo el espacio, el terreno de juego no está centrado y eso condiciona bastante para adaptarse al entorno urbano», explica. La cadena BBC, de hecho, incluyó a Mestalla en 2019 entre los «siete estadios más intimidantes del mundo».

«Derribar Mestalla dará mucha pena. Hoy se llevan los estadios horizontales, mucho más cómodos, pero nunca te dejarían construir un estadio tan inclinado como el actual Mestalla», sentencia José Baixauli.