El Valencia se descompone (1-0)

El equipo de Baraja, pelado de recursos, acaba sucumbiendo en Getafe, pierde a Paulista y Javi Guerra ante el Barça y solo suma un punto de los últimos doce

GETAFE VALENCIA

GETAFE VALENCIA

Vicent Chilet

Vicent Chilet

El Valencia está condenado a avanzar a pasos cortos en la clasificación, en ejercicios de supervivencia sin sentirse casi nunca superior a sus rivales, obligado a exigirse el doble para acabar obteniendo un rédito mínimo. O directamente nada, como en Getafe. Es el retrato realista de un esforzado bloque juvenil, cada año más desprotegido por su máximo accionista. El equipo de Baraja casi nunca da su brazo a torcer, pero no tiene fuerzas para salir de la mediocridad inducida por Peter Lim. En ese contexto, el punto que defendía en Getafe ante un impetuoso rival sabía a premio grande, en un partido (no es el primero, ni será el último) condicionado por el cortocircuito de Gabriel Paulista, autoexpulsándose y exponiendo al equipo del que lleva el brazalete a navegar a la deriva. Un cabezazo de Mayoral acabó con la resistencia y aumentó la agonía. El Valencia acabó con nueve con otra roja, la de Javi Guerra, y suma solo un punto de los últimos 12. Espera el Barcelona en Mestalla, con un equipo en cuadro que ya asume que el invierno (sin señal de fichajes) será largo y terriblemente frío.

Bienvenidos a Getafe. Cuna de la Aviación Española”, rezaba el tifo con el que fueron recibidos los equipos. Una frase enmarcada en pintorescos azulejos en la ciudad, una de las zonas más industrializadas al sur de Madrid y muy conocida durante décadas por su base aérea militar. Incluso aviones plateados aparecen en el escudo de la localidad. Sobre el césped, el Getafe de Bordalás rinde tributo a esa tradición aeronáutica, con desplazamientos largos y centros laterales con los que condena a cada rival a sentirse incómodo en el Coliseum. En su feudo basan la fortaleza clasificatoria los azulones, que recibían al Valencia imbatidos como anfitriones con 4 victorias y 3 empates. En cambio, los valencianistas no ganaban fuera de Mestalla desde la jornada inaugural.

La confianza del Getafe y la cautela del Valencia iban a ser indicativas del desarrollo de la primera parte. Los de Baraja, ordenados ante el juego directo de los madrileños, se mostraban excesivamente respetuosos para ir a la aventura. Ni el griterío abrumador de los aficionados valencianistas presentes en el partido espoleaba a los visitantes. El Valencia despejaba con solvencia cada centro local, pero con la línea defensiva adelantada del ‘Geta’ no encontraba vías para lanzar balones al espacio para las carreras de Fran Pérez o Diego López. Sólo en alguna conducción larga de Thierry Rendall se amagaba una propuesta de desorden, o cuando Javi Guerra lograba descolgarse por el balcón del área. Bordalás se desgañitaba, exigiendo a los suyos que no bajasen el punto de tensión. Al mismo tiempo Baraja pedía calma, sabedor que la competitividad del Valencia pasaba por frenar las emociones en un ambiente cargado e imponer la calidad de su centro del campo.

Sólo en un cabezazo alto de Mosquera en el minuto 37 a servicio de Pepelu se desafió la timidez, en una primera parte que acabó con la señal fatalista de la primera tarjeta recibida por Paulista, por protestar. El capitán se retiró al descanso gritándole al viento. Como en aquella expulsión en Las Palmas por hablar demasiado, como en aquella patada a destiempo a Vinicius, Paulista no logró contener su frustración y a los cinco minutos de la reanudación veía la segunda amarilla por darle un manotazo a Latasa. No anda sobrado el Valencia de referencias de veteranía en su joven plantilla, como para que Paulista, a sus 33 años, reincida en la inmadurez.

Si quedaban dudas, el partido ya pasaría a ser una cuestión de supervivencia. Baraja recompuso el dibujo retirando a Fran Pérez por Diakhaby. La gélida noche pasaba a ser la de Mamardashvili. El gigante georgiano sacaba puños para despejar cada amenaza aérea. También Yarek se multiplicaba en su bonito duelo con Greenwood, que le buscaba las cosquillas a pierna cambiada. Al Valencia le iba a quedar alguna opción a pelota parada, con Hugo Duro sacando petróleo en sus solitarios encontronazos con Djené y Duarte. El Getafe se lanzó al ataque con su conocido diccionario, con ración extra de córners. Un cabezazo de Borja Mayoral dibujó lo que ya se puede llamar crisis, en un final de partido bronco con la expulsión de Javi Guerra y Domingos Duarte.