El estadio de Mestalla nunca se resigna

Lucirá lleno en un clásico en horas bajas ante un Barça incendiado en crisis. El equipo del Pipo desafía a las bajas, a las estadísticas y a la desatención de Peter Lim 

El estadio de Mestalla en el último partido en casa, contra el RC Celta   de Vigo.

El estadio de Mestalla en el último partido en casa, contra el RC Celta de Vigo. / Edu Ripoll

Vicent Chilet

Vicent Chilet

«Contra el Barça tenemos cosas que decir… y más en Mestalla». Rubén Baraja no se resigna a dar por perdido de antemano el Valencia-Barcelona de esta noche en el centenario estadio. El técnico apela al componente mágico de un duelo clásico, a pesar de que el viento de las expectativas, y de la historia reciente de este partido en Mestalla, sopla muy fuerte en contra. En los últimos 16 años, que coinciden con la lenta decadencia societaria del club, el Valencia sólo ha sido capaz de vencer en dos ocasiones a los azulgrana.

La última, un 2-0 con Maxi Gómez inspirado semanas antes de la pandemia. En la penúltima, Baraja fue el protagonista. El 20 de marzo de 2008, el Pipo lideró el 3-2 que llevó al Valencia de Ronald Koeman a la final de Copa. La cátedra coincide en que aquel partido, con la Cremà aún humeante, fue la última gran noche del Pipo como valencianista. El actual técnico abrió la victoria con una volea desde fuera del área, marca de la casa. El entrenador barcelonista Xavi Hernández, era el cerebro del equipo de Rijkaard y vio aquel gol desde una posición privilegiada.

Sabe de lo que habla Baraja. Aquel 3-2 llegó en un momento de crisis con similitudes al actual, aunque con la salvedad de que el Valencia contaba con un equipazo. Baraja cree en poder dar guerra a pesar de los precedentes recientes, algo engañosos, de un partido con muchos empates y varias victorias ‘culés’ en los minutos finales y tras intercambios de golpes (abundan los 2-3). El reto es tremendamente complejo con un juvenil Valencia de mínimos y en continua reinvención. En esta ocasión, a la baja por lesión del capitán (y líder espiritual) Gayà, se suman las sanciones de Gabriel Paulista y Javi Guerra, expulsados en el desastroso saldo final del partido de Getafe. Se deberá armar un once con piezas contadas y muchas de ellas desgastadas en el kilometraje acumulado.

Javi Guerra con el balón

Javi Guerra con el balón / LaLiga

Pero Baraja rehuye de las excusas. La atmósfera que pueda armar Mestalla, al esfuerzo innegociable ‘dels xiquets’, contribuye también la crisis galopante en la que se ha adentrado el Barcelona, de consecuencias impredecibles. Las dos derrotas consecutivas ante el Girona y el Amberes han multiplicado unas señales muy visibles de nerviosismo en el equipo catalán, tanto en el terreno de juego como en sala de prensa. La figura de Xavi ha quedado muy tocada, en un incendio al que el propio técnico de Terrassa ha contribuido con un tono desafiante y con análisis poco autocríticos de las derrotas, partiendo de la definición de que su equipo, vigente campeón, está «en construcción».

En reinvención o en construcción, lo buen seguro es que los dos clubes están en profunda depresión. La protesta social volverá a convivir en Mestalla con la animación en un estadio que, si en lunes lluviosos contra el Cádiz luce al 90 por cien, esta noche rozará el lleno absoluto, con sus galas más intimidantes. 

Los jugadores del Valencia celebran un gol frente al Cádiz bajo la lluvia

Los jugadores del Valencia celebran un gol frente al Cádiz bajo la lluvia / SD

En busca de escalar

El Valencia es undécimo en la tabla de clasificación con 19 puntos en su casillero, se ha descolgado de la lucha por los puestos europeos y tiene el descenso a nueve puntos, por lo que quiere tres puntos para volver a la pugna por las plazas de arriba y por espantar los fantasmas de la temporada pasada. La zona de riesgo está alejada por el mal rendimiento que este año sí están dando los equipos de abajo, pero la historia muestra como la segunda vuelta es el momento en el que más puntos suman por la urgencia y por el impulso que les suelen dar movimientos en el mercado y en el banquillo, por lo que el objetivo es abrir una brecha lapidaria cuanto antes mejor. 

Mientras, el Barça es cuarto con 34 puntos y está a siete del Girona, líder, por lo que debe volver a ganar si no quiere despedirse de la lucha por la Liga sin haber acabado la primera vuelta. Tras los últimos golpes no se puede permitir fallar más si quiere seguir en la pelea.