Escasez de artillería en el Valencia

Rubén Baraja ha alimentado la esperanza del regreso a Europa cosiendo las costuras defensivas del Valencia CF. Una apuesta por resucitar el ADN bronco y copero de siempre que tiene al equipo con opciones de clasificarse para la UEFA Conference League. Pero que, aun así, no puede ocultar todas las carencias que nacen de medio campo hacia arriba, consecuencia directa de la desinversión del club, año a año, en cuanto a la confección de plantilla se refiere. 

Los hechos y los datos dictan que el Valencia tiene problemas serios en ataque. Un déficit que no es producto de la casualidad y se origina en las decisiones del máximo accionista de no reforzar al equipo. En julio de 2023 el entrenador perdió a los dos extremos que hace un año participaron decisivamente en la permanencia en Primera División: Samuel Lino y Justin Kluivert. Sergi Canós llegó en agosto como el único recambio en las bandas de una pareja de extremos que llegó a alcanzar una docena de goles. Poco después, a dos días del cierre de mercado, Baraja debió conformarse con Roman Yaremchuk tras haberse pasado el verano reclamando el fichaje de Rafa Mir.

El caudal goleador blanquinegro, débil de por sí, ha disminuido todavía aún en la segunda vuelta, en la que la sequía goleadora de Hugo Duro se extiende ya a cinco partidos. Hasta 12 de los 20 equipos de la Liga hacen más goles que el Valencia, estancado en una media de apenas un gol por encuentro en sus últimas 13 actuaciones. A lo largo de 32 jornadas, los del ‘Pipo’ se han consolidado como el grupo de la Liga que menos remata, que menos busca el gol.

La tabla de máximos artilleros del Valencia refleja el drama ofensivo con el que debe lidiar. Claramente, el problema no es de eficacia, sostenida gracias a la buena temporada del ‘9’, sino de cantidad, de lo poco que fluye el fútbol valencianista. El acierto del madrileño en el área mantiene a su equipo en la parte alta del ranking de efectividad. Sin embargo, más allá del ex del Getafe, hay que descender hasta los cincos goles de Pepelu -todos desde el punto de penalti- para dar con el segundo goleador blanquinegro. A los valencianistas, que hacen una virtud de la defensa en campo propio a través de dos férreas líneas de cuatro, les cuesta horrores pisar el área rival y, sobre todo, cocinar la jugada hasta las proximidades del portero. Y la estadística así lo prueba. El de Baraja es el conjunto de Primera que menos tantos intenta y anota en el interior del área pequeña. Tan solo cuatro, todos ellos obra de Duro.

Oxígeno de Almeida

Desde el gol del getafense, precisamente, a su exequipo el 9 de marzo, el Valencia se ha quedado con la cuenta ofensiva a cero contra Villarreal y Mallorca, dos envites en los que apenas pudo conseguir un punto, y posteriormente anotó un gol en los siguientes partidos frente a Granada, Osasuna y Betis. Dos acciones brillantes de André Almeida lejos de Mestalla y el penalti de Pepelu, que no evitó finalmente la derrota ante los verdiblancos el pasado sábado. Cinco partidos en los que los che tan solo han visto portería en acción de juego de la mano de Almeida. Después de más de cinco meses lesionado por una fractura de vértebra, únicamente el liviano centrocampista portugués ha sido capaz de generar conexiones en el ataque durante el mes de abril. Combinaciones y llegadas, aunque con cuentagotas, que el equipo demanda urgentemente. Los números no engañan. El de Mestalla es el equipo de la Liga que menos pases clave acumula (218), por debajo, incluso, de dos conjuntos en puestos de descenso como el Cádiz y el Granada, ambos con 237 pases que terminan en remate. En el apartado de las asistencias, hasta diez rivales reparten más goles que el Valencia, entre ellos, los que competirán con él por las posiciones europeas aún abiertas, la sexta (Europa League) y la séptima (Conference League): Betis, Real Sociedad y Villarreal. 

En apenas tres semanas, Almeida ha emergido con dos destellos entre el grupo de futbolistas de la plantilla que han hecho más de un tanto en lo que va de Liga. No ha sido difícil. Aparte de los mencionados Hugo Duro y Pepelu, solo Javi Guerra (4), Diego López (3) y Yaremchuk (3) han perforado más veces las redes que las dos veces del luso en 12 partidos y 666 minutos. Con el frenazo del ‘9’ y sin penaltis, el arsenal valencianista se reduce al límite. Javi Guerra, en una campaña irregular, no ha vuelto a marcar desde que lo hizo el 14 de enero en la goleada en el Nuevo Mirandilla (1-4). El mismo día también hizo su última diana el extremo Diego López.

Añorando a Lino y Kluivert

En la comparativa con la pasada campaña, el actual Valencia sale claramente perdiendo en la capacidad ofensiva aportada desde los extremos. Kluivert (6), Lino (6), Samu Castillejo (4), Diego López (3) y Marcos André (1) contabilizaron una veintena de tantos. Una cifra muy superior a los cinco que hoy totalizan López (3), Fran Pérez (1) y Sergi Canós (1) cuando solamente quedan seis encuentros para el final de la competición. 

En el mercado de enero, la dirección deportiva trajo cedido por el Real Madrid -con una opción de compra de dos millones de euros- al joven Peter Federico. El zurdo de origen dominicano, capaz de desenvolverse por ambos costados, ha disfrutado de varias ocasiones, pero todavía no ha estrenado su cuenta de goles tras 266 minutos repartidos en nueve duelos. Y tampoco lo ha hecho Selim Amallah, prestado por el Real Valladolid, internacional marroquí que se definía a su llegada como un jugador «polivalente» para el centro del campo y el ataque.

Asimismo, donde el poder goleador de los blanquinegros también se encuentra por debajo de la temporada anterior es en el aporte de los defensas centrales en sus llegadas al área. Por ahora, los de Baraja solo suman la diana de Mouctar Diakhaby en el estreno de la Liga en Sevilla. El curso 22/23 acabó con tres del franco-guineano y dos más de Gabriel Paulista y Eray Cömert.

La radiografía del ataque del Valencia 23/24, con apenas 9,6 remates por partido, muestra como la desatención de los dirigentes por dotar de mayores argumentos a la plantilla está siendo un lastre en la ilusión de los futbolistas por volver a Europa. La plantilla trata de sobreponerse a su pobre artillería.

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