El partido de ida de los cuartos de final entre el Valencia y el Atlético fue declarado de alto riesgo y con razón. Los seguidores más radicales del conjunto rojiblanco, el Frente Atlético, dejaron muestras de su carácter violento en los prolegómenos del choque. Alrededor de las siete de la tarde los ultras atléticos provocaron incidentes en el bar Castillo, en la conocida como zona Woody. Afortunadamente, en principio y según fuentes policiales, los daños fueron sólo materiales, más allá de las disputas e intercambio de insultos con algún radical valencianista. La policía tomó cartas en el asunto y a las ocho de la tarde los ultras del Atlético ya estaban en la parte del estadio delimitada para ellos y bajo control.