Se sintió señalado en diciembre cuando se dudó de su compromiso con el Valencia por no presentarse a un entrenamiento, según él, por un malentendido. Fue castigado por el cuerpo técnico. Pidió disculpas a sus compañeros. Sin embargo, aquel episodio le dejó tocado anímica y deportivamente. Mathieu reconoce que vivió momentos difíciles y que su «cabeza» necesitaba un partido como el del pasado domingo en Mestalla. Su gol al Deportivo no sólo encarriló una victoria del equipo. También sirvió para que el francés recuperara la confianza perdida y demostrara su compromiso en el único sitio en el que, de momento, sabe hablar. Dentro de un campo de fútbol.

«Necesitaba algo así. Este partido ha sido muy importante para mí. He pasado momentos difíciles por todos aquellos malentendidos y me alegra que se habla de mí por fútbol. Donde demuestro mi compromiso es en el campo», decía Jéremy. Es el único lugar donde puede hacerlo ahora. Aunque hace lo posible para que no sea así. Aquel despiste del pasado 11 de diciembre le dejó huella. Su respuestas en castellano, delante de los responsable de comunicación del club, a las preguntas menos comprometidas de SUPER son un ejemplo de ese esfuerzo. También la sonrisa y las ganas de agradar que desprenden sus gestos en la cara, habitualmente fríos. Está contento porque, como él mismo reconoce, el gol a Aranzubia y el reconocimiento de todos le ha venido muy bien a su cabeza para recuperar confianza. «El gol fue una alegría porque el primero nos estaba costando mucho y no sabíamos como sorprenderlos. Estoy muy contento por el equipo porque eran tres puntos importantes, pero también a nivel personal. Me ha venido muy bien para mi cabeza y para recuperar la confianza en mí», admitía.

El francés ha encontrado en su aparición del domingo el punto de inflexión anímico y deportivo que tanto necesitaba. ¿Veremos a partir de ahora a ese jugador que derribó el muro de Lotina y deslumbró a principio de temporada en partidos como el del Manchester? Conseguir esa regularidad es el objetivo que se ha marcado Jérémy para los próximos partidos. «Ojalá podamos ver a ese Mathieu durante más partidos. Soy el primero que tengo ganas de sentirme bien en el campo». Y si es con pases o goles como el del domingo en Mestalla, mejor que mejor.

Un tanto que va a ser difícil que se le olvide al francés. Porque no es habitual verle celebrando goles —sólo llevaba un tanto oficial antes contra el Athletic de Bilbao en San Mamés la pasada temporada— y por todo lo que puede conllevar. El francés recuerda el pase del Tino. También que tenía tan claro el disparo y tantas ganas de pegarle al balón... ¡que ni siquiera miró al portero! «Recuerdo que fue una jugada en la que me llegó un balón del Tino a la espalda de la defensa. No miré ni al portero. Chuté con todas mis fuerzas». El resultado ya es sabido por todos. Era el 1-0 que abría la lata. ¿Y en qué pensó Mathieu cuando vio el balón en la red? En la personas que estuvieron más cerca que nunca de él en aquellos momentos difíciles. «Las primeras personas en las que pensé cuando marqué el gol fue en mi familia. Mis hijos, mi mujer, las personas que me han apoyado siempre».

Jérémy disfruta del presente, pero ya piensa en futuro. Y eso pasa por la Champions. «El objetivo tiene que ser clasificarnos para la Champions y seguir igual para ver si también podemos ser terceros». Uno de los compañeros y compatriotas que jugarán con él la próxima Liga de Campeones será Rami. «De lo que lo conozco, es un gran jugador, me parece un buen defensa. Destacaría que es muy sólido». Mathieu intenta hablar fuera del campo, pero su compromiso, de momento, es hacerlo dentro.