Martín Montoya jugó sus primeros minutos con la camiseta del Valencia en el último amistoso en Londres. Por fin, podría ser perfectamente el titular, porque el jugador apenas hacía tres días que se había incorporado al equipo en la concentración de Inglaterra pero han pasado ya algunos años desde que su nombre empezó a sonar como posible fichaje del Valencia CF. Es como si estuviera predestinado a ocupar la banda derecha de Mestalla, faltaba que se dieran las circunstancias idóneas, un interés que el propio futbolista conocía desde el primer día. "El Valencia ya llevaba mucho tiempo detrás de mí, es cierto, me consta desde hace años que se han interesado por mí. Al final supe que este año sí saldría seguro del Barcelona y de nuevo el Valencia estaba esperándome otra vez, ha esperado mucho y no le voy a defraudar. Han sido un par de meses antes de que todo se concretase", comenta el jugador.

El interés del Valencia por Martín viene desde hace unos cinco años, cuando actuaba todavía en el Barça B a las órdenes de Luis Enrique. Entre 2011 y 2012 empezó a dar el salto al primer equipo, estuvo en las quinielas para salir cedido pero al final Pep Guardiola se lo quedó y acabó jugando bastantes partidos en un equipo plagado de estrellas pese a tener siempre al brasileño Dani Alves por delante.

Fue después de marcharse el técnico de Santpedor cuando el club de Mestalla lo volvió a intentar, especialmente cuando el jugador empezó a perder protagonismo con la llegada al banquillo del Tata Martino. Guardiola incluso pensó en rescatarlo para el Bayern Múnich en el año 2014, aunque él siempre apostó por esperar su oportunidad en el Barça y de hecho fue entonces cuando renovó su contrato hasta 2018.

Y llegó el momento

Curiosamente, su final en el club azulgrana empezó a dibujarse con la llegada al banquillo de Luis Enrique. Es el técnico que lo hizo indiscutible en el filial, pero no ocurrió lo mismo en el primer equipo. Una primera cesión al Inter de Milán y después al Betis, ambas la temporada pasada, le hicieron ver que era el momento de buscar nuevos horizontes. Y, como él dice, el Valencia estaba otra vez ahí. No se lo pensó. El último escollo era conseguir la carta de libertad, cosa que logró días antes de anunciarse el compromniso con su nuevo club.