El Valencia se juega la vida el próximo sábado contra el Eibar. El angustioso empate contra el Sevilla y los diez puntos de distancia sobre los de Machín obligan al equipo a ganar sí o sí en Ipurua. Es otra final en pleno mes de diciembre. La enésima de la temporada. El problema es que el miércoles, solo tres días antes, hay un partido de Champions League contra el Manchester United en Mestalla que no es tan intrascendente como parece. El Valencia está eliminado de la Liga de Campeones, pero el clima es cada vez más tenso y el equipo no puede permitirse el lujo de tirar a la basura el último partido de la fase de grupos. Porque estará el propietario Peter Lim en su palco, porque sería insostenible otra pañolada como la del sábado en Mestalla, porque el club se juega dinero este partido, porque también está en juego ser cabeza de serie en la Europa League y, quizás lo más importante, lo intangible, por la moral de un grupo tocado, la alegría de una afición maltratada deportivamente en el año del Centenario y el prestigio de la entidad. El Valencia no puede despedirse de la máxima competición europea con otra decepción. Bastante tocada quedó ya su imagen en el sonrojante empate ante el Young Boys en Suiza. El Valencia-United del miércoles plantea un dilema. ¿Hay que reservar titulares o dar el partido a los menos habituales como si fuera la Copa del Rey contra el Ebro? ¿Qué hacemos con el Valencia-United? Marcelino García Toral tiene que decidir.

A nivel económico es importante. Estas son las cifras del Valencia CF en la competición.

Igual de importante se presenta el partido a nivel social. La pañolada del sábado obliga al equipo a ofrecer otra cara sí o sí. El Valencia no puede permitirse más broncas y los silbidos del sábado todavía retumban en viejo coliseo de Mestalla. Por si fuera poco, Peter Lim estará otra vez en su palco sin ganas de que el Manchester United le pinte la cara. Otra carga de responsabilidad añadida. Por si fuera poco, la afición está sufriendo mucho esta temporada y se merece alguna alegría importante en el año del centenario.

También habrá mucho en juego en lo deportivo a pesar de la eliminación de la Champions. El Valencia tiene 5 puntos en el grupo H y necesita ganar para estar entre los cuatro mejores terceros y garantizarse así la condición de cabeza de serie en el sorteo de la Europa League del 17 de diciembre. Aunque el vestuario, por encima de todo, mira a corto plazo y lo que menos necesita en estos momentos es otro revés en Mestalla que merme la confianza y la autoestima de un plantilla ya de por sí tocada tras el empate contra el Sevilla. Otro resultado decepcionante en Mestalla no sería la mejor forma de afrontar la batalla del sábado en Eibar. Marcelino tiene que medir y decidir bien. No es fácil.