No es habitual ver a Enzo Pérez expresarse en la prensa, tampoco lo hacía durante su etapa del Valencia CF, por eso resulta especialmente interesante la entrevista de 100 preguntas al futbolista argentino que publica el diario La Nación, en la que repasa además de la actualidad su carrera deportiva y en general toda su vida desde que era un niño. Son nada menos que cien preguntas del periodista al exjugador del Valencia CF de las que rescatamos algunas en las que se refiere a su etapa en LaLiga así como a sus recuerdos de una infancia especialmente difícil y llena de privaciones.

¿Pasaste muchas privaciones de chico?

-No fue fácil. Estábamos tres meses en una casa, cuatro meses en otra, éramos nómades. Se terminaba la plata para el alquiler, entonces mi viejo hablaba con algún conocido y le pedía que lo aguantara un tiempo hasta que consiguiera trabajo. Mi viejo era albañil y viste cómo son esos trabajos, ¿no? Una semana tenés, otra no. Una vez le dieron una obra grande en un barrio, y ahí vivimos en una buena casa, pero en cuanto terminó la obra, afuera. En una época vivimos en un garaje, con los colchones, la mesa, la garrafa para cocinar. Para bañarnos le teníamos que pedir el baño a la gente que vivía en la casa.

¿Sufriste mucho?

-Al ser el mayor de los cuatro hermanos, lo tomaba con más responsabilidad. Lo tengo todo muy grabado en la cabeza. Quizá mis hermanos al ser más chicos no se daban cuenta tanto. Yo vi cuando mi viejo fue a vender la alianza de casamiento para comprar comida o recuerdo haber ido a buscar a mi vieja a su habitación para que viniera a comer con nosotros, y que me contestara que no tenía hambre, o cualquier otra excusa, para no sacarnos comida a nosotros. La he visto sufrir porque no nos podía dar lo que queríamos. Por ahí pasaban los cumpleaños y no los podíamos festejar. Cerca de casa había una panadería y cuando pasaban dos o tres días sin vender, íbamos sin vergüenza a pedir que nos dieran lo que sobraba para tener algo más sobre la mesa (se emociona).

¿Cómo se metió el fútbol en tu vida?

-Desde que tengo uso de razón ando con una pelota de acá para allá. Llegaba del colegio, tiraba la mochila y me iba a jugar. Si no había pelota, hacíamos una con bolsas, o con medias, o jugábamos con una tapita de Coca Cola, o con piedritas en el asfalto, muchas veces descalzos. También siempre me gustó mirar: cuando estaba en las inferiores de Maipú, mi viejo me venía a ver los sábados a la tarde a mí y yo iba a verlo jugar los domingos a la mañana a él. Hasta el día de hoy, que lo operaron del tobillo, mi viejo sigue jugando. Cada vez que voy a Mendoza para las vacaciones, se arman partidos en las canchitas que tenemos y él se prende. Nos divertimos, la pasamos muy bien.

¿Te acordás de tu debut en Valencia?

-Claro, ¿cómo no me voy a acordar? No cualquier día se le gana al Real Madrid de Cristiano, Kroos, Benzemá, Bale, Modric y compañía. Había hecho solo dos o tres entrenamientos y me mandaron a la cancha. Arrancamos perdiendo y lo dimos vuelta. Un par de murritas metí, una a James (Rodríguez) si no recuerdo mal (risas) y también tuve una discusión con el árbitro cuando me amonestó.

¿Por qué sufriste tantas lesiones en Valencia?

-Estaba mal mentalmente, había muchos cambios en el club, de dirigentes y de entrenadores, y quizás por ese motivo arriesgué más de lo que debía. Por ejemplo: sufrí un golpe en un gemelo, se me hizo un hematoma por dentro, y, en vez de parar, jugué y se me hizo un desgarro. Así hubo varias.

Leí que tuviste cruces con el entrenador, con la prensa y hasta con los aficionados, ¿puede ser?

-Con los aficionados nunca tuve nada, al contrario, siempre buena onda. Con la prensa no hablaba, salvo cuando fui capitán, porque no me gustaban las cosas que salían sobre el equipo.