Después de haber levantado durante la semana un hospital de campaña, en Mestalla sobraban los motivos para preocuparse y no precisamente por la oportuna coartada que brindaba el Coronavirus. El Valencia, en una evidente zona de riesgo, estaba obligado a no contagiarse de lo ocurrido en sus últimos partidos a domicilio. Un reto, visto el contexto, que se aparecía mayúsculo pero que el equipo de Celades, pese a llegar a estar contra las cuerdas, acabó superando. Y eso que lo consiguió, más difícil todavía, sin juego, sin la pelota y casi sin ocasiones. Gayá, mucho más que un magnífico lateral zurdo, tuvo las únicas hasta que marcó Gameiro con un remate desde la frontal que necesitó la ayuda del poste para besar la red. El golazo, producto de una escaramuza de Guedes en la que el francés se hizo hueco, allanó el camino a la victoria. La mejor vacuna a los problemas está en casa. Inmunización.

El Betis, como en su día el Barça de Setién, vino como un guante. Los de Rubi fueron mejores en muchas fases pero no tuvieron colmillo ni consistencia. El despertar de Guedes, que coincidió con la lesión del desaparecido Maxi Gómez, espabiló por contra al Valencia. En la base de la victoria estuvo la devolución de Soler a la parcela central, con el consiguiente cambio de dibujo, y la apuesta de Cheryshev cuando Rubi dobló la suya con Tello y Aleñá. Sin ningún delantero nato sobre el césped, un dato nada intrascendente, Parejo sacó partido de la modorra verdiblanca maniobrando a su antojo dentro del área, mientras que el latigazo de Loren en el descuento sólo sirvió ya de maquillaje. Mestalla, con cerca de 40.000 personas y muy pocas mascarillas, respiraba de alivio. Tan solo la lesión de Ferran, con molestias de cadera, cortó la respiración del público, cuya evolución pudo medirse curiosamente en el rendimiento de Parejo: de los silbidos del inicio, cuando volvió a las andadas, a los aplausos del final con su maniobra estilo fuoriclasse.

Los defectos estructurales del Valencia, pese al placebo del resultado, continúan estando ahí y es justo reconocer que hasta el gol de Gameiro bien podrían haberle costado un disgusto. Con su credibilidad al límite, a Celades ya no le vale con no denunciar nada si tampoco soluciona ningún problema, así que sabiéndose bajo sospecha buscó cosas nuevas. No las encontró con los cambios en el once, pero dejándose los planes por el camino, sí con los que hizo sobre la marcha. Maxi, que sigue seco desde el doblete al Barça, volvió a lesionarse pero su infortunio precipitó que Guedes abandonara el rincón de pensar en el que estaba desde Milán. La efervescencia del portugués fue el complemento perfecto para las dos piezas que estaban aguantando el grueso del andamiaje. Con Gayá y Paulista, ambos forzando para reaparecer, el Valencia es otro y no sólo en defensa, donde Diakhaby mejoró por contagio en una tarde en la que no hubo oportunidad de ver a Feddal. Una cosa es sufrir, que se hizo, y otra perder la compostura, algo que es más difícil que pase si ellos están en el campo. Sobre todo si es en casa.

Enfrentándose dos de los equipos más goleados de LaLiga lo normal es que las ocasiones se sucediesen en una portería y la otra y que los defectos defensivos primasen sobre los méritos en ataque. Quedó claro nada más arrancar, cuando Parejo se recreó con un pase atrás dentro del área. El reproche fue general cuando el Betis rozó el gol tras la pérdida. A partir de ahí al mediocentro le pitaron los oidos, sobre todo en un córner que se le escapó antes de llegar al primer palo. También es cierto que los pitos no sólo fueron para él. Se los llevó el equipo en los ratos, demasiados, en los que la pelota ni la olía. Pese a que a Kondogbia, con más nervio, le salió un día potable quitando las pérdidas de rigor, el centro del campo volvió a pecar de transparente con las líneas a años luz las unas de las otras.

El Betis, con un control absoluto de la posesión, hizo honor a la fama con la que llegaba. Se complicó la vida hasta el paroxismo por esa obsesión de entrenadores como Rubi en no recurrir al patadón ni cuando es necesario. Es la filosofía de un técnico eternamente en la picota, pero el equipo que dirige es también el de Joaquín y jugadores con la destreza de Fekir y Canales. Los tres coincidieron en una acción coral que escupió el larguero cuando más próximo estuvo el Valencia de la lona. Les faltó, sin embargo, contundencia. En especial la que ha perdido Borja Iglesias. El Panda fue protagonista por un agarrón mutuo con Wass en el área que el VAR revisó pero pasó por alto. También por desperdiciar la mejor oportunidad que tuvo con un toque que más que un remate fue un despeje.

A cada renuncio del Betis martilleba el Valencia. Al menos lo intentaba. Gayá, en una de esas acciones en las que solo el protagonista sabe si chuta o centra, se sacó un disparo desde otro planeta tras un cambio de orientación que voleó para sorpresa de Joel. El gol lo evitó el larguero. Salvo cositas aisladas de Gameiro, asido una vez más al fuera de juego, más las arrancadas de un Ferran muy vigilado, el peligro llegaba por el costado izquierdo. Siempre con Gayá, un cohete cuando enfilaba portería. Otro remate suyo al borde del descanso lo sacó otra vez Joel con dificultades antes de que Guedes decidiera desatarse para poner el partido cuesta abajo.

En la otra portería, mientras tanto, pese a la sensación de portero insuficiente que le costó la suplencia, Cillessen salvó la papeleta en su regreso a la titularidad, aunque sin llegar a decidir la suerte de su equipo. A ratos le exigieron más sus propios compañeros, que buscaron de modo reiterado su pie. Cuando los rivales lo requirieron bajo palos, allí estuvo el holandés, a un suspiro de cerrar el grifo abierto que le ha costado el puesto a Jaume. No lo hizo, pero importó poco. De lo que se trataba es de que todo el equipo, no sólo el portero, saliese sano y salvo.

Ficha técnica:

2 - Valencia: Cillessen, Wass, Paulista, Diakhaby, Gayà, Kondogbia, Parejo, Ferran Torres (Rubén Sobrino, m.88), Soler, Gameiro (Cheryshev, m.74) y Maxi Gómez (Guedes, m.46).

1 - Betis: Joel Robles, Emerson, Mandi, Sidnei, Álex Moreno, Edgar (Tello, m.72), Guardado (Loren, m.82), Canales, Joaquín (Aleñá, m.72), Fekir y Borja Iglesias.

Goles: 1-0, m.59: Gameiro. 2-0, m.89: Parejo. 2-1, m.93: Loren.

Árbitro: Cordero Vega (Comité cántabro). Mostró tarjeta amarilla a los locales Kondogbia y Gayà, y a los visitantes Álex Moreno y Emerson.

Incidencias: partido de la jornada 26 de LaLiga Santander disputado en el Estadio de Mestalla ante 37.410 espectadores. Las ruedas de prensa posteriores al partido no se celebraron como medida de precaución por el brote de coronavirus detectado en Valencia esta semana.