El fútbol se detuvo en España a mediados de marzo cuando el gobierno español decretó el estado de alarma y se suspendieron las competiciones deportivas. El Valencia, los femeninos y el resto de categorías inferiores de la Academia dejaron de competir en sus respectivas ligas. Desgraciadamente para Fran Navarro, el fútbol acabó meses antes. El delantero de 22 años de Pinedo recibió a finales de enero la baja federativa del KSC Lokeren belga -club al que fue cedido en verano- con la intención de ayudar al Mestalla a salir de los puestos de descenso durante la segunda vuelta. Sin embargo, las horas se echaron encima con el cierre de mercado, el Valencia no tramitó el alta y ya no hubo tiempo para encontrarle otro destino al jugador. Consecuencia: Fran lleva desde principios de febrero entrenando con el Mestalla sin una ficha federativa que le permita competir.El mercado de invierno lo dejó en el limbo sin equipo.

Hasta la llegada del coronavirus, Toro trabajaba diariamente en Paterna a las órdenes de Chema Sanz con el único consuelo de no perder la forma física y esperar al ansiado 30 de junio. Ahora, en pleno aislamiento por la pandamia mundial, ni siquiera sabe si la competición en Segunda B habrá acabado para esa fecha. Su calvario puede prolongarse un poco más en el tiempo.

Fran, internacional en todas las categorías inferiores de la selección española hasta la Sub-20, tuvo ofertas interesantes de segunda el verano pasado, pero al final hizo las maletas rumbo al Lokeren de la primera belga en calidad de cedido con el objetivo de crecer como futbolista en su primera experiencia internacional. El problema es que las cosas no marcharon bien desde el principio. El futbolista hizo todo lo posible por adaptarse a la vida de la ciudad, viajó con su novia para sentirse más cómodo y empezó a estudiar inglés para superar la barrera del idioma -nadie hablaba español en el club-, pero no fue fácil. Encima no jugó ningún minuto como delantero. Incompresiblemente lo colocaban en banda o incluso hasta de mediocentro. Lógicamente, Fran tomó la decisión de regresar a España.

Toro tenía ofertas interesantes encima de la mesa, algunas de filiales de primera muy interesantes. Sin embargo, una llamada del Valencia la última semana de enero lo cambió todo. El club le comunicó que estaba dispuesto a incorporarlo en el momento que ejecutara algunas bajas previstas. Fran se desvinculó del Lokeren, el club belga lo hizo oficial y el delantero voló hacia València para comenzar una ilusionante segunda etapa en el Mestalla. El 31 de enero, el día de la firma, todo se volvió en su contra. Jordi Escobar no salió, el club fichó a Neftalí Manzambi procedente del Sporting de Gijón y no se produjeron más salidas. No había más fichas. Su fichaje fue imposible. Tampoco hubo tiempo para encontrarle hueco en un Segunda B. Todos los interesados ya tenían sustituto. Ya a la desesperada se estudió legalmente una vuelta a Bélgica, pero ni así fue posible. Fran estaba condenado a quedarse en el Valencia sin ficha. Sin jugar. Solo para entrenar. Empezaba su particular encierro en Paterna.

Toro ha sacado fuerzas de donde no las tenía y ha tirado hacia adelante con mentalidad positiva y la ayuda incondicional de los suyos. El problema ahora es doble con el coronavirus. La RFEF ha propuesto dar por finalizada la Liga en Segunda B y Tercera sin descensos y con un sistema de 'play offs' a partido único para los ascensos. Sin embargo, todo está en el aire. ¿Podrán incorporarlo si la competición se reanunda en verano? ¿Tendrá que ver de nuevo desde la grada todos los partidos de sus compañeros? Nadie más que Fran se hace preguntas ahora mismo. Lo único seguro es que tiene contrato con el Valencia hasta el próximo 30 de junio de 2022. Le quedan dos temporadas y tiene más ganas que nadie de aprovecharlas y seguir haciendo lo que mejor sabe: marcar goles. Ya queda menos.