Gonçalo Guedes es todo motivación. El portugués afronta el tramo final de LaLiga como una oportunidad de oro para reivindicarse y enderezar una temporada que estababa siendo decepcionante a nivel personal. La desconexión durante los dos meses de confinamiento le ha venido bien y el nuevo contexto de la competición le favorece con todos los equipos y todos los jugadores partiendo desde cero física y mentalmente. El futbolista siente que está ante el escenario ideal para engancharse al equipo y recuperar los galones y el rendimiento perdido.

Quedan once jornadas y el objetivo del luso es recuperar sensaciones y acercarse a ese jugador referencial que estaba llamado a marcar las diferencias en el equipo. Su temporada estaba condenada al olvido con una lesión demasiada larga y dos centrocampostas, Ferran Torres y Carlos Soler, completamente asentados en las bandas con Albert Celades. El parón y el nuevo escenario de LaLiga le favorece y Guedes quiere aprovecharlo. Él más que nadie sabe que no puede perder este tren.

La temporada le brinda una nueva oportunidad y Guedes no quiere dejarla escapar. El jugador está poniendo toda la carne en el asador para sacar lo mejor de sí en estos últimos once partidos de LaLiga. Ha trabajado duro en casa y ha regresado a los entrenamientos incluso por debajo del peso gracias a una buena alimentación. Guedes está fino, fuerte y rápido. Una velocidad que el cuerpo técnico celebra porque sabe que echa chispa es la que le diferencia del resto.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención al cuerpo técnico es el cambio de mentalidad que ha experimentado el jugador. La crisis del coronavirus ha cambiado la vida de mucha gente y sobre todo ha permitido que cada uno vea su vida desde otra perspectiva. El resultado es un Guedes alejado de su espiral de negatividad y más centrado y motivado que nunca con los niveles de ilusión y ganas al máximo para disfrutar y reivindicarse dentro de un campo de fútbol.

El primer paso tiene que ser ganarse la confianza del técnico. Celades ha esperado con los brazos abiertos al portugués durante mucho tiempo, pero de momento no ha sido capaz de rescatar su mejor versión. Al entrenador no le tembló la mano para dejarlo en el banquillo antes de la lesión. Guedes volvió después de cuatro meses interminables de recuperación, pero nunca más estuvo a su nivel. Dejó algunos fogonazos y la sensación de solo cabía en los planes de Celades jugando de segundo delantero. La prueba de que el técnico no creía en Guedes fue su suplencia la noche que tenían que jugar los mejores en la vuelta de los octavos de final de la Champions contra la Atalanta en Mestalla. El luso fue al banquillo.

Sus números de la temporada hablan por sí solos. Solo ha disputado 14 partidos -10 en LaLiga, 3 en Champions y 1 en Copa- de los cuales solo en 8 fue titular. No había marcado goles y solo había dado una asistencia a Gameiro contra el Betis. Afotunadamente, todo es nuevo. Todo ha cambiado. La vida es otra, el fútbol es otro, LaLiga es otra y Guedes también quiere cambiar. No hay momento mejor para hacerlo. Por motivación no va a ser.