La polémica persigue a Éver Banega. Tal vez consciente o inconscientemente, mala suerte o por errar en la toma de decisiones. La cuestión es que el centrocampista argentino es un sospechoso habitual en los temas extradeportivos. El último tuvo lugar este fin de semana pasado. Valeria Juan, pareja del argentino, subió a redes sociales un vídeo en el que se puede ver a Banega junto al también exvalencianista Fede Cartabia y más amigos pasando una velada en la discoteca valenciana de Mya, sin mascarillas y ningún tipo de distancia de seguridad. Para más inri, esta discoteca ha cerrado debido a que 12 trabajadores han dado positivo por COVID-19. [Pincha aquí para ver el vídeo]

Esta es la enésima irresponsabilidad que se suma ya a un historial repleto de casos que no guardan relación con su desempeño en el terreno de juego. Y es que la lista es larga. Para empezar hay que remontarse hasta 2007. Un joven Banega era integrante de la selección sub-20 argentina, capitaneada por el ‘Kun’ Agüero, con nombres como Ángel Di maría o Federico Fazio entre otros, y que se proclamó campeona de aquel Mundial celebrado en Canadá. Así pues, con la euforia del título, la plantilla argentina se excedió en sus celebraciones y destrozaron toda la planta del hotel donde se hospedaban en la ciudad de Toronto.

El siguiente lío en la lista saltaba a la luz cuando el jugador aterrizaba en València en el año 2008. El club valencianista vivía una inestabilidad tras el despido de Quique Sánchez Flores y Juan Soler fichaba a un chaval de diecinueve años que despuntaba en Boca Juniors para intentar revertir la situación. Se sabía poco del bueno de Éver pero, en un abrir y cerrar de ojos, corrió como la pólvora un vídeo del astro argentino en una sesión de cibersexo. Una carta de presentación bizarra a la vez que premonitoria ya que, dos meses después y durante una de sus escapadas nocturnas por la ciudad del Túria, Banega daba positivo en un control de alcoholemia realizado a altas horas de la madrugada. El jugador no fue detenido, pero sí se le abrió un expediente informativo y posteriormente fue sancionado por el club.

Banega siempre ha destacado por la calidad que atesoran sus botas y su visión de juego, pero también por su falta de disciplina y poca profesionalidad. En abril de 2010, el Valencia dirigido por Unai Emery, caía por 3-2 en Son Moix. Corría el minuto 73 cuando Éver Banega fue sustituido por David Silva. Un cambio que no le sentó nada bien al argentino, que no solo rechazó el saludo del técnico de Hondarribia sino que también le apartó de su camino en unas imágenes deplorables. Emery recriminó en rueda de prensa su actitud y afeó al jugador: «Banega ha faltado el respeto al escudo». Rápidamente el jugador se disculpó. «Quiero pedir disculpas a todos, a mis compañeros, a los técnicos, al club y a la afición. Pido disculpas y no volveré a hacerlo», dijo con arrepentimiento.

En la siguiente temporada, Banega volvía a verse involucrado en un nuevo lío. La animadversión hacia el Real Madrid existente entre parte de la afición valencianista le explotó en la cara al argentino. No se sabe muy bien por qué, pero Éver Banega subía a redes sociales una foto con suya con la elástica merengue puesta. Un hecho que sentó fatal a la afición de Mestalla, que el mismo club le exigió una explicación y que David Albelda, compañero suyo en aquel entonces, opinó públicamente sobre ello: «Cada uno es responsable de sus actos y debe dar explicaciones. Creo que habrá sido una broma y entiendo que a la gente le haya podido molestar».

Banega incendió su Ferrari

Si a alguien le pueden pasar situaciones totalmente rocambolescas y cómicas ese es al volante argentino, el cual vivió una época sin ninguna suerte a lo que a los automóviles se refiere. Era febrero de 2012 y el futbolista acababa de renovar su contrato hasta junio de 2015. El futbolista entraba a repostar en una gasolinera, bajó de su Audi R8 pero olvidó poner el freno de mano. El automóvil empezó a desplazarse y Banega, con un gesto casi instintivo, intentó pararlo con el pie con tan mala suerte que este quedó atrapado entre la rueda y un bordillo lo que le originó una fractura de tibia y peroné. Un autoatropello. Seis meses después, el argentino estrenaba su Ferrari 360 Modena cuando, en la entrada de la Ciudad Deportiva de Paterna, el futbolista observó llamas en el motor y vio cómo ardía completamente. Una situación surrealista.

Por último, y pese no a ser un acto disciplinario, Banega también la lió en Sevilla. Su traspaso al Inter de Milán tuvo sus aristas. Pese a que acababa contrato con el conjunto hispalense y podía marcharse gratis al club italiano, una cláusula en el contrato renovaba este por una temporada más automáticamente si disputaba 30 partidos. El jugador obvió ese detalle y firmó un precontrato con el equipo nerazzurro.

Pese a que haber conocida a su pareja y declarar que haber formado una familia le ha cambiado totalmente su estilo de vida, con el incidente irresponsable ocurrido en la discoteca, Éver Banega hace bueno el dicho de que la cabra siempre tira al monte.