Apenas han pasado cinco jornadas y la del Betis ya echa tufo a derrota mayor. El partido fue un compendio de las miserias del Valencia. Un juguete roto al que no le alcanzó para competir contra un equipo como el de Pellegrini. Su juego fue inexistente. Y con su entramado estuvo a años luz de frenar a jugadores como Fekir. Ni siquiera le dio para que el veterano Joaquín no lo atravesara en la jugada del 0-2. De haber estado más acertados, los verdiblancos habrían conseguido un marcador de escándalo. Lo evitó la mirilla desviada de Sanabria. En buena medida también las paradas de Jaume. Maxi volvió a ser un islote, la posición de Emerson se hizo bola y Canales se movió a su antojo. Un día para llorar.

El principio de la 20/21 quedará grabado en la retina de los valencianistas. Con toda seguridad se hablará de una batería de problemas habidos y por haber. Pero será difícil recordar al Valencia por su fútbol. Mejor. Ayer volvió a jugar como un equipo menor. A las primeras de cambio se refugió en las cuerdas, incapaz siquiera de cambiar de marcha cuando marcó Canales. Noventa y pico minutos admitiendo su inferioridad. Para más inri contra un Betis que venía de no carburar, con la duda de si Pellegrini ya no es el gran Pellegrini. Esta vez lo recordó. Solo Guedes rozó la réplica con un fogonazo aislado. No hubo más.

El Valencia perdió rápido el sitio. Bartra se ganó una amarilla nada más arrancar en el rincón en el que hace años lo retrató Bale. Pero fue un espejismo. Enseguida estuvo contra la lona. En un abrir y cerrar de ojos Jaume se convirtió en protagonista. Primero con un cabezazo de Sanabria, un dolor de muelas para Guillamón. Después ante Fekir, que no logró colocarle la pelota en el rincón. Sí que lo consiguió Canales, matador en la ocasión más clara de todas. El de nuevo internacional hizo carambola cambiándose el balón de pierna. Su disparo mordió el trasero de Jason y de ahí a la red. Más allá de la suerte, el gol vino de una jugada coral entre Fekir y Joaquin. La enésima del Betis, que manoseó la pelota hasta que cantó bingo.

El plan de Gracia perdió sentido desde el gol de Canales. Lejos de aumentar revoluciones, la prioridad siguió siendo el cumplimiento de las obligaciones defensivas. Al menos intentarlo. En cuanto a fútbol, que en el centro neurálgico estuviera Wass lo explica todo. A la espera de Soler es incontestable que es quien mejor liga con Kondogbia. Pero milagros a Lourdes. Wass no destaca de lateral ni de centrocampista aunque es abnegado y solidario. Que le haya caido el marrón no es culpa suya. Tampoco de Esquerdo y Racic. El danés encarna a ese tipo de jugador esencial para los entrenadores que Gracia no tiene. A su alrededor el juego mejoró mucho contra la Real. No tanto como para coger vuelo y marcar un estilo, pero sí al menos para que Gracia le mantenga la fe. Pero contra el Betis fue otra cosa. Hundido en la medular, apenas sacó la cabeza para rematar un par de veces desde la frontal. Y Kondogbia más de lo mismo. De vuelta por cierto al banquillo tras quedar señalado en la carrera de Joaquín.

La cara oculta del nuevo rol de Wass es la oportunidad de Thierry. Parece otro, hasta por el look. Pero poco a poco. Para lo bueno y lo malo también volvió a verse al mismo Guedes después del banquillazo. El entrenador no está para desperdiciar nada y en el tercer partido en una semana se dejó a la chavalería con la mascarilla en beneficio de activos como él y Gameiro. Del francés no hubo noticias pero sí del portugués. Marcó un gol que le anularon porque la jugada arrancó en fuera de juego. Y de su pie nació la única oportunidad del Valencia en todo el partido. Una acción por dentro con la que dejó a Maxi mano a mano contra Joel. El uruguayo estuvo bien, pero el portero aún mejor.

El Betis se sintió muy cómodo en el papel protagonista. Un monólogo absoluto. El Valencia no vio la pelota y por ende inquietó lo justo. A los de Pellegrini no les invadió la fatiga ni el punto de desesperación que caracteriza a los equipos basados en el balón cuando no lo tocan o no saben qué hacer con él. Lo tuvo siempre a su merced. Con el paso de los minutos para el equipo de Gracia ni siquiera llegó a planear la figura de un contragolpe. En lugar de eso volvió a conceder oportunidades a espuertas. Un drama.

Patas arriba, Fekir perdonó con un remate torpe al volver del entreacto. Pese a haber sido lo único potable, Gracia le quitó rápido el carrete a Guedes. Se lo devolvió a Kang In, que lo intentó a la heroica. Pero el coreano ni por asomo estuvo para apartar de los focos a Jaume. El portero volvió a estirarse en otra falta de Fekir y le sacó una manopla firme a Canales. El 0-2 no llegó antes gracias a sus paradas. Hasta que no pudo más. Joaquín traspasó como un cuchillo el centro del campo y se plantó en el área para dar la asistencia. Kondogbia se quedó por el camino y Diakhaby llegó tarde al tiro de Tello. Aún salvó el tercero a disparo de Sanabria cuando el Valencia se deshacía como un azucarillo. A la desesperada entró Soler por el señalado Kondogbia. Tarde. El partido estaba perdido.

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