Emisiones contaminantes

Lucha contra el cambio climático: China e India siguen abriendo minas y centrales de carbón

La comunidad internacional duda del compromiso de los dos gigantes asiáticos frente al calentamiento global

Mina de carbón en Jharkhand (India).

Mina de carbón en Jharkhand (India). / TripodStories AB

Ramón Díaz

Ramón Díaz

En medio de los crecientes desafíos que plantea el cambio climático, una preocupante tendencia ha surgido en dos de las mayores economías del mundo. A pesar de los llamamientos internacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto China como India continúan abriendo nuevas minas y centrales eléctricas de carbón. Esta acción plantea serias interrogantes sobre el compromiso de estos países con la lucha contra el calentamiento global y sus consecuencias para el futuro del planeta.

Los científicos han lanzado la voz de alarma: la energía a base de carbón es responsable del 40% de las emisiones de dióxido de carbono del mundo. Por tanto, una acción seria contra el cambio climático debe comenzar con un monitoreo y control estrictos de las centrales eléctricas de carbón, hasta que se eliminen por completo.

China e India son responsables de una cuarta parte de los gases de efecto invernadero del mundo. Son los mayores quemadores del planeta del combustible fósil ‘más sucio’ y están siendo poco estrictos en el monitoreo de emisiones, lo que genera dudas sobre su seriedad en la reducción de los impactos en la salud y el cumplimiento de los compromisos del Acuerdo de París sobre la limitación del calentamiento global a través de la descarbonización.

Por un lado, China es ya el mayor consumidor, productor e importador de carbón del mundo, y aunque ha anunciado planes para convertirse en carbono neutral para 2060, continúa construyendo nuevas plantas de carbón, y los expertos manifiestan serias dudas sobre los datos que aporta y el monitoreo de las emisiones en las existentes.

Un niño con mascarilla avanza en bicicleta por Nueva Delhi, la India.

Un niño con mascarilla avanza en bicicleta por Nueva Delhi, la India. / EFE / Rajat Gupta

India, por su lado, también sigue invirtiendo en centrales eléctricas de carbón y, contrariamente a las promesas de lograr emisiones netas de carbono cero para 2070, ha estado desarrollando nuevas minas, aumentando la capacidad de generación de energía a partir de este material y relajando los plazos sobre los objetivos de control de emisiones que deberían haberse implementado hace ya cinco años.

Objetivos irreales

Estos dos países son actores críticos en la lucha global contra el cambio climático. Juntos suman más de 2.700 millones de habitantes, casi el 20% del PIB mundial y alrededor de un tercio de las emisiones mundiales. China fue responsable del 27% de los gases que causan el calentamiento global en 2021. Detrás se situó Estados Unidos con el 11%, seguido por la Unión Europea (UE) e India empatados en el tercer lugar, con un 7%, cada uno.

A corto plazo, China sea marcado como objetivo reducir su intensidad de carbono en un 65% desde los niveles de 2005 para el año 2030, mientras que India se comprometió a reducir su intensidad de carbono en un 45% dentro del mismo período de tiempo. Pero las comprobaciones sobre el terreno sugieren que estos objetivos no son realistas.

Para empezar, todo indica que las plantas más antiguas no están actualizando sus sistemas de control de emisiones a los estándares modernos.

Asimismo, existen serias dudas en la comunidad internacional en relación con los resultados de las inspecciones. Un estudio de la contaminación del aire en las cercanías de 1.308 centrales eléctricas de carbón en China concluyó que las concentraciones de dióxido de azufre (SO2) cayeron entre un 25% y un 52% durante las inspecciones en comparación con las líneas de base previas a la inspección.

Pero las emisiones volvieron a los niveles normales de las líneas de base en las 10 semanas posteriores a las inspecciones, lo que sugiere que no existe una reducción sostenida de la contaminación del aire.

Polución en la ciudad de Harbin, en el noroeste de China, en 2013.

Polución en la ciudad de Harbin, en el noroeste de China, en 2013. / Getty Images

Algunos expertos admiten que las regulaciones ambientales de China que limitan las emisiones de SO2 de las plantas de energía son estrictas, pero ocurre que se exceden de manera rutinaria, lo que daña la salud pública.

Dos millones de muertos al año en India

La conclusión es que los equipos de inspección del Gobierno chino enviados a diferentes provincias para hacer cumplir estas regulaciones lo único que consiguen es que las industrias se limiten a cumplir con las regulaciones durante las inspecciones para evitar multas. La única solución, en opinión de los entendidos, sería el monitoreo continuo para limitar los contaminantes peligrosos.

En el caso de India, la regulación de las centrales eléctricas de carbón para las emisiones de óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y mercurio no comenzó hasta diciembre de 2015, pues hasta entonces la legislación solo establecía la altura mínima de las chimeneas.

Pero incluso desde entonces el monitoreo de las industrias contaminantes es "notoriamente laxo", "casi nulo", hasta el punto de que un informe realizado por una auditora suiza concluyó que en 2022 India albergaba 39 de las 50 ciudades más contaminadas del mundo.

De hecho, alrededor de dos millones de personas mueren en India cada año como resultado de la contaminación del aire exterior. Mientras tanto, algunos bancos continúan financiando proyectos relacionados con el carbón.

4 Torre de enfriamiento y Central eléctrica de carbón.

4 Torre de enfriamiento y Central eléctrica de carbón. / pixabay

Solo 21 de las 600 centrales térmicas del país cuentan con unidades de desulfuración de gases de combustión u otros equipos de control de la contaminación capaces de eliminar los principales contaminantes. Y el Gobierno indio sigue abriendo minas en bosques profundos y áreas tribales, con el firme objetivo de producir mil millones toneladas al año para 2026.

El Banco Asiático de Desarrollo (ADB) se comprometió hace dos meses a conceder 35 millones de dólares para ayudar a impulsar el acceso a la energía y la transición energética en los países del sur y sudeste de Asia.

La esperanza de alejar a los países del carbón en la región de Asia Pacífico depende del éxito del ‘Mecanismo de Transición Energética’ de ADB, un programa destinado a ayudar a enfrentar el cambio climático a través de capital comercial y concesional para acelerar el retiro o la reutilización de las plantas de combustibles fósiles.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es