Amenaza invisible

¿Propagan los microplásticos enfermedades infecciosas?

Hallan en trazas de plástico algas, parásitos, hongos, virus y bacterias con cepas potencialmente patógenas para el ser humano

Un puñado de plásticos y microplásticos en la playa de Kamilo, Hawai (Estados Unidos).

Un puñado de plásticos y microplásticos en la playa de Kamilo, Hawai (Estados Unidos). / The 5 Gyres Institute

Ramón Díaz

Ramón Díaz

Los microplásticos invaden ya todos los rincones del planeta, desde el hielo marino del Ártico hasta el aire en la Antártida. Se han hallado en el agua del grifo y en la embotellada; en el polvo de las casas; en aves, peces, mamíferos e incluso en sangre, heces, placentas y pulmones humanos. Son una amenaza emergente para la salud. Más aún si se tiene en cuenta que suelen estar "llenos de vida". Porque en los microplásticos se han hallado algas, protistas, parásitos, virus, hongos y bacterias.

La bióloga microbiana marina Linda Amaral-Zettler del Laboratorio de Biología Marina (MBL) de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, ha denominado a estas ricas comunidades de habitantes plásticos "la plastisfera".

Hace 13 años, un equipo encabezado por Amaral-Zettler hallaba en microplásticos marinos bacterias del género Vibrio, que incluye cepas patógenas para el ser humano.

Los animales, incluidos los humanos, podrían inhalar o ingerir microplásticos recubiertos de patógenos y contraer enfermedades infecciosas

Los investigadores no pudieron determinar entonces si aquellas bacterias eran realmente una amenaza, pero ahora el MBL y el Instituto Real Holandés para la Investigación del Mar (NIOZ) han descubierto que hay razones para estar alerta.

Los animales, incluidos los humanos, podrían inhalar o ingerir microplásticos recubiertos de patógenos y contraer enfermedades infecciosas.

"Otra evidencia sugiere que los microplásticos pueden fomentar la resistencia a los antibióticos y sesgar las respuestas inmunes del huésped, alterando las condiciones para la transmisión de enfermedades de manera menos directa", señala la bióloga y reportera científica Carolyn Beats, en la revista científica ‘Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America’ (PNAS).

Un grupo de peces nada entre restos plásticos.

Un grupo de peces nada entre restos plásticos. / Unsplash

Una estimación reciente sugiere que en los océanos del planeta pueden estar flotando entre 82 y 358 billones de microplásticos (piezas de 5 milímetros). A los científicos les preocupa que los patógenos puedan aprovechar estos fragmentos para cubrir largas distancias en el agua o el aire.

Innumerable número de patógenos

"Estamos nadando en un desastre que nosotros mismos hemos creado", alerta el ecólogo marino Randi Rotjan de la Universidad de Boston. 

En todo caso, faltan pruebas definitivas de que todo esto conduzca a un aumento de las enfermedades infecciosas, seguramente porque hasta ahora los científicos se han preocupado más de exponer las razones por las que hay que preocuparse por los microplásticos que por demostrar que pueden propagarlas.

Para evaluar la amenaza real, ecólogos microbianos y expertos en enfermedades infecciosas están investigando el mar y sus habitantes en busca de microbios relacionados con microplásticos y exponiendo a animales de laboratorio y a células humanas con una gran cantidad de microplásticos recubiertos de patógenos.

Un problema al que se enfrentan los investigadores es la enorme diversidad de tamaños, formas y composiciones químicas de microplásticos, y el innumerable número de patógenos, cuyo éxito puede depender de sus propias variaciones genéticas y de las particularidades de los plásticos que encuentran.

Traducido: los investigadores ya saben que los microplásticos tienen la potencialidad de transmitir enfermedades tanto a los humanos como a la vida silvestre, pero falta estudiar cuál es la probabilidad de que esto suceda.

Los microplásticos pueden estar recubiertos de patógenos.

Los microplásticos pueden estar recubiertos de patógenos. / Fred Dott / Greenpeace

Los plásticos suelen estar impregnados de sustancias químicas tóxicas y pueden atraerlas del medio ambiente. Algunos estudios sobre microplásticos han explorado cómo estas toxinas, así como la estructura física de los plásticos, podrían causar estragos en los seres vivos.

En mayo de este año, un equipo de investigadores del Reino Unido y Australia acuñó el término ‘plasticosis’ para describir la enfermedad fibrótica causada por cicatrices inducidas por plástico que observaron en el estómago de aves marinas.

Infecciones en humanos

Probar que los microplásticos puedan ser conductos de enfermedades infecciosas no es fácil. En primer lugar, los investigadores deben demostrar que los patógenos colonizan los microplásticos. "Hay que estar seguro de que realmente se trata de patógenos porque, para la misma bacteria, existen cepas patógenas y no patógenas", explica Gabriele Sorci, del Centro Nacional Francés de Investigación Científica.

"Después, hay que demostrar que estas bacterias, una vez que colonizan el microplástico, pueden sobrevivir el tiempo suficiente para llegar a huéspedes potenciales. Tienen que infectar al huésped y luego producir la enfermedad", añade.

Rotjan y sus colegas comprobaron hace cuatro años que el viaje desde la platisfera hasta infectar al huésped es factible, al menos, en el laboratorio. El equipo alimentó al coral Astrangia poculata con cuentas de polietileno. Los corales que comieron estos microplásticos sin microbios sobrevivieron. Los que comieron microplásticos recubiertos con una cepa patógena de Escherichia coli murieron en un mes.

En la naturaleza, Rotan y su equipo descubrieron que los corales consumen grandes cantidades de microplásticos. De hecho, vieron que el pólipo de coral promedio contenía más de 100 partículas, pero aún se desconoce si estas partículas causan enfermedades.

Botellas de plástico que esperan a ser recicladas en Tokio.

Botellas de plástico que esperan a ser recicladas en Tokio. / David Guttenfelder / Nat Geo Collection

En teoría, simplemente inhalar o ingerir microplásticos ambientales podría liberar patógenos que causen infecciones en humanos. En marzo de este año, un equipo de investigadores chino demostró mediante un estudio in vitro que la Influenzavirus A puede colonizar microplásticos de poliestireno y transportarlos a las células pulmonares humanas mediante la endocitosis de la partícula de plástico.

Es más, una vez dentro, el microplástico también obstaculizó la capacidad de la célula para producir proteínas que de otro modo podrían mantener bajo control la propagación del virus.

La producción de plástico, desbocada

No obstante, todavía no está claro si los microbios colonizan los microplásticos más fácilmente que otras formas de desechos naturales, como las partículas de madera. Algunas investigaciones sugieren que hay más patógenos potenciales en los microplásticos que en los materiales naturales en algunos entornos.

Pero un metanálisis de 2020 publicado en la ‘Revista Anual de Ciencias Marinas’ concluyó justo lo contrario, que los microplásticos no tienen más probabilidades de albergar patógenos potenciales que las superficies naturales.

La producción mundial de plástico se ha desbocado: alcanza actualmente unos 400 millones de toneladas al año

De todos modos, el plástico normalmente dura y flota más que los sustratos naturales, y por lo tanto, tiene el potencial de transportar organismos adheridos, incluidas especies no nativas y patógenos, a otras partes del mundo, según varios estudios científicos.

Contaminación en el lago Uru Uru en Oruro (Bolivia).

Contaminación en el lago Uru Uru en Oruro (Bolivia). / EFE / Martin Alipaz

Desde la década de 1950, la industria produce productos de plástico a un ritmo cada vez más rápido. La producción mundial se ha desbocado: alcanza actualmente unos 400 millones de toneladas al año. La mitad de estos plásticos están destinados a un solo uso, como platos de poliestireno y bolsas de supermercado de polipropileno, de los cuales la gran mayoría no se reciclan.

Una vez desechados, los plásticos pueden permanecer en el medio ambiente durante siglos, descomponiéndose lentamente en pedazos más pequeños. Aunque el plástico es de larga duración, algunos tipos de plástico pueden comenzar a erosionarse en meses o incluso semanas cuando se exponen a los elementos en una playa o en la superficie del océano.

La industria también produce microplásticos directamente para uso del consumidor, como perlas en limpiadores faciales exfoliantes y fibras en textiles sintéticos.

Incluso si la industria detuviera toda la producción de plástico, los microplásticos continuarían aumentando a medida que los plásticos existentes se descomponen lentamente.

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Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es