Sábado. Primerísima hora de la mañana. Estreno unas zapatillas que me compré para correr hace unos cuarenta días y por fin me las puedo calzar. Es pronto, la hora regida para que la gente a la que le gusta correr pueda hacerlo sin problemas. Caliento un poco, otro poquito más, subo y bajo unos cuantos escalones y salgo de mi portal dispuesto a dejar en ridículo a Carlitos Bosch, que él siempre anda corriendo y sacando pecho por eso.

Primeros pasos

Bueno, ya estoy en la calle dispuesto a pegarme unos poquitos kilómetros de carrera sin más objetivo que el de ir recuperando la forma física que este coronavirus nse ha llevado. Vale, sí, ya una vez en la calle me dirijo al parque que existe al lado de mi casa y tras calentar un poquito me dispongo a correr unos cinco kilómetros, sin ninguna prisa, para un tipo de mi edad una machada de ese estilo no es cualquier cosa.

Un pesadete

Vale, ya en el parque lo tengo todo preparado para empezar a hacer mis primeras carreras más o menos en serio. Y en esas estoy, calentando otro poco más, cuando se me acerca un tipo que me reconoce y se me pone a hablar de fútbol sin el más mínimo respeto a mis indisimuladas ansias por correr. Va el tipo y me pone a parir a Rubiales por esa idea tan absurda en la que la propia UEFA le ha dejado con el culo al aire, favoreciendo, siempre que se cumple con los planes previstos, a un Valencia que no debería tener ningún problema en conseguir clasificarse para Europa.

Al grano

Bueno, el tipo se larga por fin y yo me lanzo ya sin disimulo a hacer mis primeros kilómetros para demostrar que estoy en forma y que emular a Carlitos Bosch está chupado para mí. Y en esas estaba, zancada tras zancada, cuando una de esas zancada se me atraviesa en los pulmones y siento una fatiga importante. ¿Y? Pues miren, como hoy pienso ser positivo lo que sí que me queda claro es que para estar medianamente en forma debo ser más consciente de mi habitual bajo estado de forma e ir pillando un estado adecuado, pero poco a poco, siguiendo un buen plan de preparación y sin excesos. Total, que ya he vuelto a casa y no me queda más remedio que escribir de este pequeño ridículo que he hecho esta mañana, pero reconociendo en primer lugar que les mando un abrazo a todos los afectados por el coronavirus y en segundo lugar he llegado a la conclusión que para hacer algo de deporte me tengo que preparar con un mínimo de seriedad. He fracasado pero estoy contento. Ya he entendido que tengo que ir paso a paso, con rutina pero sin prisa, y cambiando mi vida poco productiva. Y eso ya es mucho... y me emociono.