Aunque la 'operación bikini' ya ha quedado para la próxima temporada, ahora llega el momento de sentirnos culpables por los excesos del verano o el error de compararnos con otras personas cuyos cuerpos se asemejan más al de un dios griego que al de un simple mortal. Pues bien, ya es hora de volver a centrarnos en nuestro bienestar.

Si quieres adelgazar, lo mejor es cerrar la boca y abrir las extremidades. O lo que es lo mismo, comer bien y hacer deporte para conseguir ese déficit calórico necesario para perder kilos. No existe otra forma lógica de conseguirlo sin pasar por el quirófano.

Dejando de lado esas carreras kilométricas u horas empleadas en esculpir músculos en el gimnasio de las que ya te hemos informado en otros artículos, los expertos recomiendan una serie de técnicas para adelgazar que sobre todo se centran en las rutinas alimenticias y que en ocasiones ni te imaginas lo que te pueden aportar. Allá vamos:

  • Intenta no trocear el alimento que estás friendo y de esta manera evitarás que se introduzca mucho aceite, algo que en ocasiones engorda más que el propio alimento que has colocado sobre la sartén. Y recuerda, cuanto menos frías, mejor.
  • ¿Te gusta el marisco y los productos de mar? Pues que sepas que, en general, prácticamente no hacen engordar a quien los consume. Un ejemplo: El pulpo. Además de ser riquísimo en cualquiera de sus formas, piensa que 100 gramos sumarán sólo 84 kcal y es que sólo cuenta con 2 gramos de grasa. Además de cigalas, langostinos, centollo, los berberechos o los mejillones son alimentos completos con tan sólo 79 y 72 kcal por 100 gramos, respectivamente. El condimento que le añadas es otra historia.
  • Cuando Karlos Arguiñano habla de echar una pizca de aceite en los alimentos y ves que se pasa, no hará falta que le imites, ya que esas 3-4 cucharadas pueden suponer hasta 300 kcal extra para tu dieta. Una barbaridad. Un truquito lo encuentras en cualquier barrio y es que con un simple spray pulverizador lograrás darle el mismo sabor al plato con un 25% del aceite empleado. El cálculo en kcal te sacará una sonrisa.
  • Ojo con la sal. Con usarla en exceso y con no emplearla. Vamos a partir de la base de que la sal no es mala, pero que abusando de ella puedes perjudicar tu salud y ganar calorías extras innecesarias. Hay que tener en cuenta que si el plato es soso, tu cerebro te estará pidiendo algo sabroso a las pocas horas. Prueba con especias.
  • Te hemos dicho que dejaríamos el tema del deporte para otro día, pero no podemos evitar darte un truquito que puedes añadir a tu rutina y es que simples gestos como 'meter tripa' (abdomen) o 'apretar culo' (glúteos) te vendrán mejor de lo que crees, sobre todo en tiempos de espera de pie o en trabajos sedentarios. Toda ayuda es poca, así que vamos perdiendo algunas calorías de regalo.
  • Duerme bien por la noche y a ser posible 8 horas, pero nunca tras una cena pesada porque la digestión será muy lenta. Tiempo que duermes, tiempo que no comes. Y si puedes, realiza ejercicio por la mañana, sea antes o después del desayuno. Cada uno según sus posibilidades.
  • Date caprichos, pero no abuses. ¿De qué sirve una dieta estricta si no te permite tomarte una copa, una chocolatina o una chuchería de vez en cuando? Y con "de vez en cuando" nos referimos a un guiño cada cinco días. No puedes acostumbrar a tu cuerpo a que coma siempre lo mismo, porque de la misma manera que si sólo realizas un sólo movimiento en el gimnasio al final el músculo no crece bien e incluso puede atrofiarse. Pues con el estómago es igual.

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