Inversión tecnológica y sequía

"España está acelerando su desertificación": el despliegue de centros de datos de Microsoft y Amazon inquieta a varios expertos

El pasado miércoles, Amazon Web Services (AWS), la filial de servicios en la nube del gigante de Seattle, anunció que invertirá 15.700 millones de euros en crear cuatro megacentros de datos en Aragón

Carles Planas Bou

España se está convirtiendo en uno de los destinos favoritos de las grandes empresas tecnológicas. En los dos últimos años, gigantes estadounidenses como GoogleMetaOracle o IBM han desplegado sus centros de datos por el territorio. En 2024 ha sido el turno de Microsoft Amazon, que han cerrado acuerdos multimillonarios para construir una infraestructura indispensable para sostener Internet, pero también para la inteligencia artificial (IA). Sus inversiones prometen generar empleo y situar al país en la vanguardia del sector. Sin embargo, expertos advierten de que su desembarco amenaza con disparar el consumo de energía y de agua, acelerando así la emergencia climática en un momento crítico.

El pasado miércoles, Amazon Web Services (AWS), la filial de servicios en la nube del gigante de Seattle, anunció que invertirá 15.700 millones de euros en crear cuatro megacentros de datos en Aragón, que junto a los tres ya en funcionamiento formarán una red que ocupará 400 hectáreas y que creará unos 17.500 puestos de trabajo. El 19 de febrero fue Microsoft quien presentó sus planes: la compañía cuadruplicará su inversión en España hasta los 1.950 millones de euros para abrir nuevos centros en la Comunidad de Madrid y en Aragón. Según la firma analítica IDC, esa apuesta podría contribuir a la ocupación de hasta 69.000 personas.

Posición estratégica de España

La promesa económica de Amazon y Microsoft ha ayudado a que sus proyectos hayan sido bendecidos como hitos "históricos" tanto por el Gobierno de Pedro Sánchez como por las administraciones regionales. "Ratifica a España como un hub digital clave en el sur de Europa", ha celebrado José Luis Escrivá, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública. Es, de hecho, el país donde el sector crece más rápido.

Actualmente, según varios recuentos, hay un centenar de estos data centers en el territorio, la gran mayoría de ellos ubicados en Madrid y con Barcelona como segunda opción. La patronal Spain DC estima inversiones por valor de 8.000 millones de euros al sector hasta 2026. Esa apuesta se debe a su buena conectividad, a la amplia presencia de cables submarinos de fibra óptica y a una posición geográfica estratégica que le permite operar como punto de encuentro entre varios continentes.

Consumo acelerado de agua y energía

Aunque parezca algo etéreo, el mundo digital está construido sobre centros de datos, grandes naves repletas de ordenadores que almacenan miles de millones de datos y realizan cálculos día y noche. Esa incesante actividad sustenta nuestra vida en Internet, desde mandar correos electrónicos a ver películas. Para que eso sea posible, los centros absorben mucha energía y generan tanto calor que necesitan de la refrigeración hídrica para mantenerse operativos. Eso hace que gigantes como Microsoft o Google ya consuman más electricidad que países enteros como Eslovenia. De media, los data centers beben unos 25 millones de litros de agua anuales, según datos la consultora Dgtl Infra, cifras que se disparan hasta los 760 millones de litros en los centros más grandes.

Este fenómeno se está acelerando con la actual fiebre comercial por la IA generativa, una tecnología especialmente intensiva. Estos sistemas podrían consumir hasta un 33% más de energía que los que ejecutan programas concretos, según un estudio reciente. "Desde el punto de vista computacional es un modelo muy ineficiente", ha explicado a la BBC la investigadora Sasha Luccioni, una de las autoras del informe. Es por eso que incluso los grandes nombres del sector, como Sam Altman (OpenAI), reconocen que el futuro de la industria pasa por un "avance energético" que permita sustener ese dispendio.

Sequía y "crisis energética"

El elevado consumo de recursos vitales inquieta tanto a expertos como a vecinos, que temen que el despliegue de esas infraestructuras acelere problemas medioambientales urgentes como la sequía. Hay ejemplos de su potencial impacto negativo. El centro de datos de Google en The Dalles, Estados Unidos, consume más de un cuarto del agua de la ciudad. En Irlanda, el sector chupa en torno al 18% de la electricidad del país, la misma que todos los hogares urbanos, y se espera que crezca hasta el 27% en 2029. Esa perspectiva ha llevado a Dublín a prohibir la construcción de nuevos centros. En los Païses Bajos la prensa destapó que los de Microsoft consumían un 460% más de agua de lo anunciado. En Chile, la justicia ha bloqueado un proyecto de Google debido a sus riesgos medioambientales.

La desbocada demanda de IA está disparando el consumo energético de las grandes tecnológicas, pero también sus emisiones contaminantes. El año pasado, como adelantó Bloomberg, Microsoft vertió unos 15 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, un 30% más que en 2020 y lejos del objetivo fijado en sus promesas climáticas. Para la experta tecnológica Kate Crawford, el voraz consumo de programas como ChatGPT "encamina la industria hacia una crisis energética".

Riesgo en España

¿Podría pasar lo mismo aquí? Varios expertas así lo denuncian. "España no se da cuenta de que está acelerando la desertificación de gran parte del territorio", explica Lorena Jaume-Palasí, fundadora de Ethical Tech Society, que el año pasado abandonó su cargo en el Consejo Asesor de la IA por discrepancias éticas con el Gobierno. "Las tecnológicas van a zonas pobres y prometen puestos de trabajo para depredar sus recursos naturales, es como el salvaje oeste", añade Aurora Gómez, activista de la iniciativa Tu Nube Seca Mi Río.

Actualmente, las reservas totales de agua se sitúan en el 66,3%, mientras que los embalses para consumo humano y agricultura están en un 56,4%, según datos del boletín hidrológico del Gobierno. Aunque esas cifras son mejores que hace un año, el país aún arrastra desde hace tres años una sequía especialmente marcada en Catalunya (27%) y en el sur de la península. El servicio europeo de análisis climático Copernicus prevé que el próximo verano será "más cálido de lo normal".

El impacto climático de los centros en España es difícil de calibrar, pues la industria no hace público su consumo de agua, electricidad o residuos generados. "No lo publican porque o la desconocen o temen que pueda generar un debate público que lleve a moratorias como ya ha pasado en otras geografías", apunta Ana Valdivia, investigadora y profesora en IA, Gobernanza y Política en el Oxford Internet Institute. "En nuestra sociedad tan digitalizada necesitamos centros de datos, pero también hay que exigir regulaciones que controlen la transparencia y rendición de cuentas de dicha infraestructura".

Amazon ha prometido que antes de 2030 devolverá a la comunidad de Aragón, en alerta por sequía, más agua de la que emplea. Consultada por El Periódico, la empresa ha explicado que no desglosa esos datos, pero que compensa su consumo eléctrico con un 100% de energía renovable, abundante en la comunidad. Microsoft tampoco ha permitido el acceso a sus estimaciones. Hace un año, El País destapó que el nuevo hipercentro de datos de Meta en Talavera de la Reina consumirá más de 650 millones de litros de agua potable al año en una zona en peligro por la sequía. La compañía ocultó esa información, que fue obtenida de la documentación oficial del proyecto.