Un Levante difícil de batir (0-0)

El equipo de Javi Calleja obtiene un valioso punto en el Heliodoro Rodríguez López y sigue firme en la zona noble de la tabla

Un lance del Tenerife-Levante

Un lance del Tenerife-Levante

Rafa Esteve

Rafa Esteve

Ningún punto, en una categoría tan caprichosa y exigente como lo es la Segunda División, debe ser considerado menos que cualquiera. Sumar, independientemente de sus interpretaciones, tendría que ser siempre un ejercicio de honestidad. También de reflexión, ya que, en ocasiones, vale mucho más la pena valorar lo que se obtiene que lo que se pierde. El Levante, acostumbrado a sacar victorias y acomodado en la parte privilegiada de la tabla gracias a su determinación y a su implicación, consiguió un empate trabajado en su visita al Heliodoro Rodríguez López frente a un Tenerife rocoso, valiente y que, a pesar de ser una de las sensaciones de la categoría de plata, fue incapaz de tumbar a un grupo con coraje, que juega con el corazón y que nunca dará un punto por perdido. Porque este equipo, al que nadie es capaz de desestabilizar, vive consciente de que todo lo que dependa de él, tarde o temprano, tendrá recompensa.

Pocas veces el Levante vive contra las cuerdas. Asfixiado por no encontrar escapatoria e incapaz de sentirse libre para desarrollar todas sus virtudes. De manera intermitente, el conjunto de Javi Calleja dio la sensación de equilibrar fuerzas con su contrincante, pero el Tenerife, cuyo músculo se siente en la zona noble de la clasificación, imposibilitó a los granotas imponer su ley. El dominio tinerfeño fue intenso desde el momento en el que el árbitro indicó el inicio de la contienda, hasta el punto de que el nerviosismo se palpó entre los futbolistas visitantes. Tal fue el vértigo a caer nuevamente en el estadio donde la temporada pasada se empezó a perder el ascenso a la élite que, a los tres minutos de encuentro, el Levante se vio por debajo en el luminoso. Sergio González, aprovechando una falta de entendimiento de la zaga, batió a Andrés Fernández cazando un centro de Roberto López, pero el ‘14’, en el momento en el que recibió el esférico, lo hizo en posición antirreglamentaria.

El vendaval canario desajustó a un equipo que nunca estuvo cómodo. Las señales de bloqueo fueron evidentes. Ni Oriol Rey, quien no solo rinde desde la más extrema regularidad, sino que siempre lo hace de forma notable, transmitió fiabilidad. Mientras, los de Asier Garitano buscaron un tanto que les pusiera por delante de manera insistente, pero el Levante, que incluso en sus peores días saca a relucir sus fortalezas, resisitó haciéndose fuerte desde la retaguardia. Superada la primera media hora, los pupilos dirigidos por Javi Calleja empezaron a coger terreno. A hacer frente a su rival y a transmitir que, independientemente de su insuficiencia, nunca caerá en la rendición.

Así, fue capaz de perforar la portería defendida por Juan Soriano. Sergio Lozano encontró a Capa y Bouldini, en el área pequeña, machacó el cuero al fondo de la red. Sin embargo, el ‘2’ asistió al delantero en fuera de juego, aunque, pese a la invalidez de la acción, el Levante adquirió la moral que le faltó en los primeros compases del partido. Bouldini, por su parte, continuó el juego con sabor amargo. Ya son tres goles anulados en los últimos cuatro enfrentamientos. No obstante, es un jugador diferente al que llegó hace un año. Muestra de que el ‘22 está más enchufado que nunca.

El paso por el túnel de vestuarios oxigenó a un Levante que nunca dejó de sufrir ante las embestidas del Tenerife, pero dio la sensación de tener más controlado el contexto del encuentro. Los cambios y la frescura que desprendieron los granotas que desfilaron por el césped del Heliodoro, aunque los tinerfeños quisieron imprimir más hombres en ataque para subir sus posibilidades de triunfo. Ángel agitó y Enric Gallego aumentó su porcentaje de peligrosidad. A pesar de ello, ni uno ni otro fueron capaces de anotar. El primero se topó con Andrés Fernández y el segundo con el lateral de la red. A su vez, el Levante también gozó de ocasiones para subir tres puntos a su avión de vuelta a València. La más clara, un cabezazo picado de Sergio Postigo a centro desde la esquina de Pablo Martínez, pero Juan Soriano lo detuvo sin complicaciones. El punto mantiene al Levante en pie y en la pomada del ascenso mientras el objetivo es el de no pensar en el largo plazo. No obstante, el sueño de subir a Primera División se mantiene firme en el barrio de Orriols.