Seguramente sea una perversión del sistema, como aquella que ha llevado a que algunos periodistas se conviertan una y otra vez en noticia. El caso es que los directores deportivos han dejado de ser gestores para erigirse de un tiempo a esta parte también en protagonistas del mercado. En Orriols se habla del futuro de Tito, del mismo modo que en Ipurua el foco está puesto en Garagarza y en Vitoria en Sergio Fernández. Los movimientos en los despachos son cada vez más habituales y, por uno u otro lado, la cuerda se rompe a menudo.

Que le pregunten a Nico Rodríguez, quien el martes fue despedido por el Getafe. Su mala relación con Ángel Torres y Bordalás han pesado más que la actual cuarta plaza del equipo en el primer (y último) año de su proyecto. En Huesca, con el farolillo a cuestas, es comprensible que ni se hayan parado a pensar qué será del director deportivo, Emilio Vega, a la conclusión de su actual contrato: el 30 de junio.

El 'plan B' de Sergio, Garagarza y Tito

Alavés, Eibar y Levante se encuentran en objetivos mínimos, o por encima, aunque solo los armeros parecen tener claro que su proyecto debe continuar en las mismas manos. Llevan semanas detrás de Garagarza. El desgaste ha hecho camino (en ambas direcciones) en torno a Sergio y Tito. El ex del Hércules se plantea aprovechar la ola y cambiar de barco, tras haber llevado al Alavés hasta una final de Copa y tenerlo peleando ahora mismo por plazas europeas. Su vasto conocimiento del mercado nacional e internacional le preceden.

De no contar con una propuesta granota, tampoco sería nada descabellado que el de Benidorm dispusiera de ofertas para coger otra dirección deportiva de LaLiga Santander de inmediato. El Getafe, por ejemplo, lleva días sondeando opciones para sustituir al citado Nico Rodríguez.

Otros modelos en LaLiga

Solo Madrid y Villarreal apuestan por un modelo carente de esa figura. Son los más altos ejecutivos quienes deciden sobre altas y bajas, asesorados por 'scoutings'. No muy distante se sitúa la solución ideada hace dos años por el Betis, donde Serra Ferrer es al mismo tiempo accionista de referencia, consejero, vicepresidente deportivo y encargado de los fichajes. En el Valencia, desde la llegada de Pablo Longoria, la fórmula es híbrida. El asturiano se encarga de firmar a jugadores de proyección y comparte responsabilidades en el primer equipo con Marcelino y Alemany.

A la vista del proyecto que presente Tito, habrá que ver por dónde sale el Consejo. En principio, la decisión definitiva llegará en la reunión del jueves. Ya sea ofrecer la ampliación de contrato al de Benidorm, relevarlo por Helguera, buscar una alternativa fuera o modificar el organigrama y situar una figura intermedia entre el órgano rector y la parcela deportiva.

Las dos primeras son las alternativas menos traumáticas, aunque no hay que irse muy lejos para encontrar un ejemplo de la última y más rupturista. En el Espanyol se encarga del trabajo de mercado Rufete, quien tiene un director general deportivo por encima. Se trata precisamente de Óscar Perarnau, finalista en 2016 del casting que acabaría permitiendo el acceso de Tito a su actual cargo en Orriols.

Cambios pendientes

El de Benidorm planteará cambios en determinados puestos de la estructura. En los dos últimos años ha ido consolidando una red de ojeadores sobre la que empezaría a trabajar en la 19/20. A estas alturas, cada día que pasa es tiempo perdido en la configuración de la plantilla venidera.