Sergio León tiene en su mano la oportunidad de revertir, en las últimas diez fechas del calendario del campeonato, las frías sensaciones de su fichaje. Independientemente de la incógnita de la vuelta al ruedo competitivo, el delantero nacido en Palma del Río debe aprovechar los días de confinamiento para visualizar un regreso a LaLiga Santander que cumpla con las expectativas e ilusiones que generó su incorporación en el mercado de transferencias del verano del año anterior.

El excelso estado de forma de cara a portería de Roger Martí, la reconversión de Morales a posiciones más adelantadas, y las variantes que le ofrece Borja Mayoral a Paco López en segunda línea, además del alto grado de química que tiene con ‘El Pistolero’, son los principales motivos por los que el ‘7’ granota se ha visto relegado a la suplencia y con un rango reducido de oportunidades.

El exfutbolista del Betis comenzó con un papel importante dentro de los planes de Paco López -de hecho, su primer y único gol como levantinista llegó en la segunda jornada-, pero con el paso de la temporada se fue diluyendo y ahora tiene una función prescindible para el técnico de Silla. Hasta el punto, de que su baremo de minutos en la competición doméstica data de 466. Números totalmente inusuales a lo largo de su prolongada trayectoria deportiva.

Sin embargo, el punta andaluz no solamente tiene la llave para revertir su personal situación, sino que también dio pinceladas de redención ante una circunstancia delicada para él. Muestra de ello fueron, por ejemplo, sus gestos de rabia y frustración al errar una ocasión frente al Granada cuando el encuentro agonizaba y el marcador comenzaba a sellar la igualada. Pese a que ahora tenga la etiqueta de revulsivo siempre que sale desde el banquillo, recuperar la importancia, acorde a la firme apuesta desde la secretaría técnica que supuso su fichaje, es la tarea que tiene pendiente el delantero.

Además, no le faltan argumentos para dar un golpe sobre la mesa y demostrar su talento y olfato goleador. Recordado con afecto en Elche, querido por la afición del Osasuna aunque la campaña en la que él milito como rojillo se consumó en descenso, e idolatrado por el dilatado elenco de aficionados béticos por su sentimiento hacia el Betis, Sergio León es consciente de que a sus espaldas tiene un extenso recopilatorio de goles, exhibiciones y momentos inolvidables a los que aferrarse para reencontrarse con su mejor versión.

Capacitado mental y tácticamente, el estado de confinamiento por el estado de alarma ha de servirle para ganar confianza, recuperar la quimera con la que aterrizó en València, desconectar y, cuando se retome la normalidad, dar guerra en cada entrenamiento bajo la mirada de Paco López. Él será quien tenga la última palabra.