Jugando a la ruleta rusa

Pablo Leiva

Pablo Leiva

Pablo Leiva

Pablo Leiva

El Valencia está a un mes prácticamente de sumar dos años sin ningún fichaje. Las llegadas en invierno fueron en calidad de cedido y la de Alderete, este verano, también en calidad de préstamo aunque con una opción de compra. Para colmo en 2020 se dejó salir a algunos futbolistas titulares y el equipo terminó décimotercero. No se trata de nombrar una vez más todo lo que está mal ni mucho menos, pero sí de recordar el porqué el Valencia está como está. La situación actual no es fruto de un día y es un cúmulo de errores que no parecen tener solución. Ni tampoco aprendizaje por parte de la entidad. Bordalás se presentó optimista en su presentación, se explicó que el objetivo era firmar a un central, un pivote y un delantero, y de momento solo ha llegado el paraguayo. Y es comprensible todo el nerviosismo porque no se logra desbloquear las salidas y por ahí pasan las opciones de fichar a un ‘6’ de garantías y un ‘9’ del estilo de Bordalás.

Futbolistas de ‘relleno’

Son tantos los problemas actuales que todo es un círculo vicioso. Sin salidas no hay llegadas y sin llegadas el Valencia continúa viendo cómo un posible problema muscular o lesión de Maxi Gómez puede provocar que se afronte un partido con Manu Vallejo y Sobrino como pareja titular si sale Guedes. Que es la idea. También, mientras se espera a un ‘6’, con Racic lesionado y Soler está en los JJOO, el doble pivote es una prueba constante entre Guillamón y un ‘Plan C’ buscado por Bordalás. En las bandas la sangría también es evidente. Cuesta generar desequilibrio en un uno contra uno ante el Zaragoza y eso nunca es buena señal. Y si en ataque no se logra superioridad hacia atrás tampoco hay ese ‘punch’ que necesita el técnico. En definitiva, son tantos los problemas que a veces esto es un ‘¿por dónde empezamos?’.