Opinión

A mí, Sabino, que los arrollo

Al Khelaifi junto con Mbappé

Al Khelaifi junto con Mbappé

La frase completa era ‘A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo’, que gritó José María Belauste a su compañero del Athletic, Sabino Bilbao, cuando los fornidos suecos nos ganaban por 1-0. Belauste, el más grande de los españoles, era de los pocos que se podían medir en fuerza y estatura con los gigantescos nórdicos, en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920.

Sabino lanzó la pelota y, en un visto y no visto, cuatro jugadores entraron con el balón en la portería, incluido Belauste y el portero, así como dos defensas que estaban por ahí. De esa jugada nació la llamada ‘furia española’, con nueve vascos y dos catalanes, dicho sea de paso.

Ganó España 2-1, jugando con siete contra ocho, ya que no había cambios admitidos entonces y se obtuvo, tras varios partidos más, la medalla de plata que era como un subcampeonato del mundo, porque no había Copa del Mundo de FIFA. Esta furia española es la que ahora se recuerda en Francia, con las acometidas del Presidente de la Liga, Javier Tebas, contra el fallido fichaje de Mbappé por el Real Madrid.

Las acusaciones del Sr. Tebas contra el PSG, uno de los llamados por él ‘clubes-Estado’, junto con el Manchester City (y yo diría que alguno más ahora, pero no tan famoso) son de que el equipo francés ha perdido más de 700 millones de euros en los últimos años y que se está aprovechando del dinero estatal para circunvenir el llamado Fair Play Financiero.

De hecho, parece que ya se ha lanzado una denuncia en la UEFA contra el PSG, basado en ese fichaje o, mejor dicho, en esa renovación del jugador francés. A esto, el tocayo homónimo de la Liga de Fútbol Profesional del país vecino, el Sr. Vicent Labrune, ha respondido, en una carta oficial, que lo que el Sr. Tebas ha dicho son «calumnias» contra el fútbol francés y la propia liga gala y que sus aseveraciones son «falsas y denigrantes», por lo que se plantea incluso hacer algo.

No sé lo que hará o no el Sr. Labrune, pero lo que LaLiga ha hecho es denunciar al PSG por haber faltado al Fair Play Financiero. Eso no hará, si al final hay una sanción contra los parisinos, que Mbappé fiche por el Real Madrid, pero sí que tenga que soportar un expediente disciplinario cargado con, al final incluso, la prohibición de jugar competiciones europeas.

Pero aún estamos lejos de eso, y habrá que ver si UEFA acepta la denuncia y abre expediente, si éste finalmente, con pruebas fehacientes, consigue que se condene al club francés y que el TAS (Tribunal Arbitral del Deporte) lo ratifique. El camino es largo y no va a ser fácil. Así que la ‘furia española’ tendrá que esperar a ver si, finalmente, se marca un gol al PSG o se tiene que conformar con una derrota.

Obviamente, esto va mucho más allá que el mero fichaje fallido del francés por el Real Madrid y se está jugando un partido mucho más importante, respecto de derechos televisivos, de poder económico, de patrocinadores posibles y, en definitiva, de ver si ‘arrollan’ o no al contrario.

Habremos de estar atentos a estos movimientos porque de un simple no-fichaje ha nacido una guerra que, si bien estaba ahí, larvada, ahora ha salido al público y los modelos de unos equipos con otros se están dando y se darán, no en el campo de juego, sino en el del Derecho. Y esto también afecta a todos los demás clubes, que tienen que mover ficha antes de poder fichar (perdonen el mal juego de palabras), que tienen que vender, ceder y obtener jugadores gratis o a bajo precio, así como subir a otros de la cantera, para equilibrar unos presupuestos que son cada vez más complejos de equilibrar.

FAIR PLAY

Cuando el fútbol era más sencillo, cuando el amigo Belauste lanzaba su grito de guerra a Sabino y arrollaba a varios adversarios, sin que el VAR pudiera decir nada en contra (por cierto, cuantos resultados y competiciones habrían cambiado de dueño si la maquinita hubiera estado en funcionamiento años ha…) y sin que hubiera Fair Play Financiero ni nada que se le pareciera.

Es evidente que no podemos poner en marcha atrás la historia ni los cambios, ni que el fútbol ha pasado de ser ese juego sencillo a otro más parecido, tanto en el campo como en los despachos, a un ajedrez gigante, pero a veces uno siente que el ‘pelotón’ de Belauste alejaba las complicaciones y la nostalgia nos abruma. Pero sabemos que la nostalgia no es más que el recuerdo de lo más bonito que hemos vivido, y que se deja de lado lo más oscuro, con lo que no hay una objetividad, que es lo que nos ocurre, también, con el fútbol.

Dejando la nostalgia aparte, estamos ya a final de temporada, esperando un Mundial que aún no llegará, sino que habrá que esperar a noviembre. Mientras, partidos amistosos y unas competiciones que empezarán antes nos harán más tranquila la espera, y yo, llegado un bochorno pre-veraniego, recomiendo el frescor de Rafael Camarasa en su libro de relatos ‘El día que fui Bill Murray’. Disfruten y sálvense del mono…