Gràcies Maredeueta

La divina providencia hizo su aparición y el Valencia CF está más cerca de la permanencia

Muchos valencianistas acompañan a la Virgen de los Desamparados en su Traslado

Muchos valencianistas acompañan a la Virgen de los Desamparados en su Traslado / E. Ripoll

Dani Meroño

Dani Meroño

Milagroso, providencial y épico. De la forma más increíble y sufrida pero de la manera más bonita y pasional. Así es como el Valencia CF venció en Balaídos por la mínima y casi sobre la bocina, en un partido con sus más y con sus menos pero con dos figuras que resaltan por encima del resto: la de Justin Kluivert y la de Alberto Marí. Pero para mí fue algo más que eso, porque fue divina providencia, creencia y un acto de fe.

No puede ser casualidad que en el día del Traslado de la Virgen de los Desamparados, en su año más especial con el centenario de su coronación, haya pasado lo que ha ocurrido. Muchos valencianistas acudieron a la Plaza de la Virgen para dar las gracias a la Geperudeta por todo lo que ya hace, pero también para pedirle por nuestro Valencia CF ‘Mare de Déu, per favor, tira’ns una maneta’ y tanto que la tiró. ¡Vaya si lo hizo!

Foulquier ejecutó el mejor centro que ha hecho jamás en su carrera deportiva para que un espectacular Alberto Marí volara sobre los cielos gallegos y cabeceara de manera heroica al fondo de las mallas. Poesía en la concatenación de acciones, epopeya en el acontecimiento. La divina providencia había hecho su aparición y el Valencia CF estaba un paso más cerca de su salvación.

Y es que, creas o no, es inexplicable todo lo que sucedió en Vigo. Desde un Valencia CF que se adelantó y pudo cerrar el partido; pasando por minutos de extrema agonía; para acabar con un maravilloso gol, además de la roja a Paulista. Pero lo cierto es que nadie dábamos un duro por este equipo fuera de casa viendo los antecedentes de esta temporada. Un conjunto que en Mestalla rendía pero fuera no carburaba. Pero ayer fue mucho más sólido que de costumbre a pesar de errores que se repiten una y otra vez como conceder faltas o saques de esquina y facilidades en acciones a balón parado. Fue un equipo que sabía lo que se jugaba, un vestuario que -esta vez sí- estaba disputando una final.

¿Y qué me decís de los chavales? Javi Guerra, Diego López y Alberto Marí están siendo el auténtico revulsivo de este Valencia CF. Una plantilla desequilibrada en posiciones y sin refuerzos que está sacando los partidos gracias a gente de la casa, chavales jóvenes con ganas de demostrar e ilusión por vestir la camiseta. Nada que ver con los Ilaix o Yunus -por ejemplo-, que no dan pie con bola y a cada partido que pasa peor versión ofrecen. Ya no sé qué les puede pasar pero sí sé que Guerra, López y Marí están hechos de otra pasta. El único miedo que tengo ya no es que vendan a los tres chavales del filial cuando puedan, sino que Meriton o Corona saquen pecho de que son fruto de la planificación. Nada que ver. Son un maravilloso accidente que, de vez en cuando, pasa en este tipo de momentos tan agónicos.

Por eso, en situaciones así hay que confiar en la gente que le pone ganas, corazón y cojones, como decía el abuelo de Carlitos Alcaraz. Porque el Valencia CF de fútbol anda justito, pero de corazón con su afición va sobrado y para castañas las que le ponen los más jóvenes. También destacar que Baraja tenga el valor de ponerlos. No todos los técnicos tendrían agallas en un vestuario tan viciado como el del Valencia CF.

Así que milagroso, epopéyico, poético o heroico. Ponedle el adjetivo que queráis. Yo solo voy a decir una cosa:

Gràcies, Maredeueta.

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