No al racismo y también no a la actitud de Vinicius

Vinícius hace el gesto de Segunda a la afición de Mestalla

Vinícius hace el gesto de Segunda a la afición de Mestalla / JM LOPEZ

Pablo Leiva

Pablo Leiva

Vinicius lleva tiempo demostrando que es tan buen jugador como mal compañero de profesión. Su actitud es nefasta para el fútbol y un problema para LaLiga y para sus propios ‘colegas’ de equipo, quienes cada vez que comienza a liarla pierden la paciencia. La cara de Modric, Kroos y compañía era un poema y también la de Rudiger, quien se lo llevaba a empujones de Mestalla. Con Vinicius además pasa una cosa. Quien llama ‘mono de mierda’, si finalmente se demostrara ese insulto que asegura el brasileño, es un racista. De ahí no me baja absolutamente nadie y no entiendo como alguien puede defender lo contrario. Al mismo tiempo aparece otra realidad. Tan cierto es que quien insulta es un racista, como que Vinicius está agotando la paciencia de propios y extraños. Acumula un buen número de ridículos, de expulsiones perdonadas y de piscinazos cada jornada. Lo de ayer es solo un episodio. Pero vendrán más. Y en el Madrid nadie parece querer frenarle. 

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