Baraja logró la proeza, pero necesita recursos

Rubén Baraja gana crédito con la victoria ante el Sevilla

Rubén Baraja gana crédito con la victoria ante el Sevilla / JM López

Pau Pardo

Pau Pardo

La puesta en escena del Valencia en el Ramón Sánchez Pizjuán es para dar el mucho crédito a Rubén Baraja. Muchísimo. Llegó como un entrenador que no había tenido fortuna, pero su trabajo como valencianista es casi impecable. Básicamente porque hacer más con menos es prácticamente imposible y tumbar a todo un campeón de la Europa League con una plantilla con vacíos tan estridentes y estando obligado a inventarse tantas soluciones me parece casi una proeza.

No había que acertar con una tecla, sino más bien con cuatro o cinco y las tocó todas bien. A partir de ahí, sin refuerzos este equipo está condenado al desastre porque la temporada es larga, habrá sanciones, lesiones, rachas y rivales de todos los estilos y el Valencia no puede ir tan corto de recursos, es un suicidio. Para alcanzar la plenitud, el modelo de Baraja necesita herramientas, centrocampistas, extremos y delanteros de diferentes estilos y para jugar en distintos contextos. Que se los den.

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