Bumerán Vinicius

Nadie discute su calidad, pero su escasa inteligencia hará que nunca sea aplaudido

Vinicius provocó a la afición de Mestalla

Vinicius provocó a la afición de Mestalla / Agencias

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

Hay que detestar el victimismo, y el deportivo, el que más, aunque está constatado que cimienta más la grada que una protesta contra Lim, por ejemplo. Vinicius ha reemplazado a Mijatovic en el ideario valencianista, con más méritos propios. El montenegrino fue esclavo de sus palabras, mientras que el brasileño lo es de sus gestos y mentiras. No es casualidad que ambos militen en el Real Madrid, el equipo del imperio, con un emperador que pretende extender sus dominios a otros pueblos futbolísticos, y Mestalla siempre es una plaza muy cotizada. 

Las guerras de conquistas balompédicas se dirimen ahora en el campo de las ondas del espectro radioeléctrico, por eso, igual que los astros del balón encandilan a una gran audiencia, también dejan a la intemperie sus vilezas. Nadie discute la calidad de Vinicius, pero su escasa inteligencia emocional hará que nunca sea aplaudido en otro estadio fuera del suyo, como hizo el Bernabéu con Ronaldinho. Tampoco alcanzará la estela de Messi, más grande en juego y comportamiento.

El madridismo también es plural y diverso, como la afición del Valencia, por eso las etiquetas colectivas son injustas, sobre todo con la cabeza fría fuera de un estadio. Lamentablemente, en todos los sitios hay energúmenos y en Mestalla sabemos hace tiempo quiénes son, y también su contrastada cobardía en mezclarse entre la multitud para autoalimentar su marginalidad ideológica. Los ultras también son un fenómeno global, con más derivadas policiales que pedagógicas, y sigue siendo una asignatura pendiente entre todos los clubes, que ahí exhiben bastante fariseísmo, por cierto.

Está demostrado que un grupo de la grada de animación blanquinegra sacó a pasear su manifiesto racismo patológico. El Valencia los detectó y los ha expulsado de por vida de Mestalla, en una impecable actuación que debería servir de ejemplo para el resto de grupos de descerebrados que pululan por laLiga. A partir de ahí, que el jugador del Real Madrid manifieste en sede judicial que todo el campo hizo lo mismo, demuestra lo alejado que está de la realidad. El Valencia también estuvo bien en el comunicado oficial dónde se le exige una rectificación, y a estas alturas del partido la entidad del Bernabéu calla, dando por buena la grosería de su figura.

Hace tiempo que el Madrid dejó de ser ejemplo de nada. Ese problema es suyo y de su central lechera, por eso lo único que hay que exigirle al club blanco es un mínimo de compromiso con la verdad. Al tiempo que recordar que el primer problema grave de racismo reciente lo padeció Mouctar Diakhaby en Cádiz, como consta en el acta arbitral, con un inexistente ruido mediático fuera de Valencia, lo que demuestra una vez más el madrileñismo informativo dependiente.

Vinicius, el Real Madrid y su entorno han sido incapaces de circunscribir este caso de racismo manifiesto al reducido grupo -hay tres encausados- que lo provocó y ha hecho cómplices a las 40.000 personas que estaban en el estadio y por extensión a los cientos de miles de seguidores de Valencia por todo el mundo. El bumerán funciona cuando falla el blanco.

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