Sin audiencia

En aras a su trascendencia deportiva y cívica se ha mirado a otra parte en demasiadas ocasiones, sin hacer ningún favor

María José Catalá y Juanma Badenas

María José Catalá y Juanma Badenas / Redacción SD

Joan Carles Martí

Joan Carles Martí

La desconfianza en Lim se ha desbordado tanto que el valencianismo ni se ha inmutado ante el nuevo ultimátum del ayuntamiento. Es una buena noticia que Meriton se ajuste a las normas como cualquier otra empresa o vecino, y que deje de jugar con los concejales. La misma tarde que se supo la respuesta del equipo de gobierno, en el Valencia ya se planteaban volver a engañar con poner máquinas de decorado para hacer creer que se reanudaban las obras. Son así.

Después de ocho años de Ribó y un inicio fallido de Catalá, ha tenido que llegar Badenas, bien asesorado desde la banda, para meter en vereda a Lim. Buen inicio de partido, veremos como acaba, pero mientras tanto ha quedado demostrada una vez más la desconexión entre los actuales gestores y el pueblo de Mestalla. Se está haciendo demasiado larga esa espera a una solución definitiva, donde ya aburre ese tiquitaca entre las administraciones y el club. En circunstancias normales, este contencioso ya se habría arreglado a favor de los representantes de los vecinos, o sea del ayuntamiento. Pero una extraña convivencia desde el poder con Meriton nos han traído a este callejón sin salida.

Cualquier hijo de vecino sabe que debe cumplir unas normas básicas, pagar el IBI, las tasas de basuras y agua, las derramas aprobadas en la comunidad de propietarios, y pagar las multas de tráfico, aunque le asiste el derecho a todo tipo de recurso e incluso prórrogas. Pero una vez caducan todos los plazos previstos hay que dar la cara o aceptar el embargo de bienes.

Al Valencia se le ha permitido de todo, cierto. En aras a su transcendencia deportiva y cívica se ha mirado a otra parte en demasiadas ocasiones, y eso tampoco le ha hecho ningún favor. Está claro que el club forma parte indivisible de la ciudad y de la mayoría de valencianos, pero llegados a este punto lo mejor es hacer las cosas bien. El futuro de la sociedad anónima deportiva está en manos de su accionista mayoritario que ese con el control de la entidad, con la complicidad, y algo más, de las instituciones públicas. Ese embrollo tiene difícil arreglo, pero terminar el Nou Mestalla, o no, depende del Ayuntamiento y Generalitat. Lo bueno es que previsiblemente no habrá elecciones hasta dentro de cuatro años, lo que deja fuera del electoralismo barato el tema; pero lo malo es las prisas para ser subsede del Mundial de la OTI de 2030.

Me ha parecido entender de algunos responsables públicos que la cita mundialista no condiciona la resolución definitiva, sin embargo, no creo que vaya a pasar, sino todo lo contrario. Parece que todo apunta a una solución cercana a la resolución del estadio del Valencia, lo que provocó hace casi veinte años la deriva a la situación actual. Desatascar eso no comporta la salida de Lim, pero al menos limita sus ínfulas de estar por encima del bien y el mal.

Y en esas, el lunes hay partido ante el Cádiz, otro rival en liga, ese día que Tebas condena a los equipos con menos audiencia.

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